¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Amenaza escasez de medicinas en grave perjuicio de enfermos

PROTO, la publicación del Massachusetts General Hospital, uno de los más prestigiosos nosocomios del mundo, informa de un creciente problema en Estados Unidos y numerosos países: la escasez de muchos medicamentos, que inclusive se están dejando de fabricar y con ello ponen en riesgo a enfermos.

El caso que sonó las alarmas fue la descontinuación del Sodio Thiopental por sus productores, que no podían elaborarlo más en Estados Unidos y, para suplir la demanda, contrataron un fabricante en Italia pero este pidió garantías de que el químico no se iba a usar en ejecuciones (en el famoso cóctel que se inyecta a los querubines que aquí serían, en su mayoría, liberados por los jueces) y fin de la historia: ese excelente anestésico desapareció.

PROTO hace ver que son muchos factores los que afectan el suministro de medicinas, unos económicos, otros por dificultades manufactureras. En Estados Unidos los inyectables cuyas patentes han vencido tienden a desfasarse porque los fabricantes dedican sus recursos (primordialmente las instalaciones fabriles) a producir nuevas medicinas que dejan mayor ganancia. Pero nadie está obligado a notificar del paso ni al gobierno ni a las clientelas, por lo que de pronto los suministros cesan.

Al cerrarse la producción, pacientes que dependen de esas medicinas para vivir se ven en un problema grave, pues muchas veces los medicamentos alternos tienen efectos nocivos o adversos. Un caso que cita la revista es el de un paciente con cáncer de colon, que tuvo que sustituir el medicamento que venía tomando, Leucovorin, por otro que le causa problemas de vértigos, sensibilidad, etc.

Como señala la revista, todo en el mundo --aunque los socialistas lo desconozcan o repudien-- se rige por las leyes de la oferta y la demanda, desde la panceta de los puercos hasta el oro y la inversión.

El cuidado de la salud, aunque como dicen esos adalides de la sensiblería social "no es mercancía", hay que pagar a los médicos, dar sostenimiento y construir clínicas y hospitales, usar agua y corriente eléctrica, lavar la ropa de los pacientes y, ¡he aquí el punto!: Comprar medicinas. Las medicinas se elaboran a base de materias que se adquieren, en instalaciones que deben llenar requisitos como asepsia, iluminación, etc., pagar patentes en unos casos, llevar exhaustivos controles de calidad y muchísimos etcéteras como dijo Beaumarchais en sus "Bodas de Fígaro".

Cuiden a sus fabricantes como cuidan sus ojos

El grave problema que plantea PROTO, el crecientemente incierto abastecimiento de medicamentos en el mundo, debería llevar a los gobiernos a cuidar sus industrias farmacéuticas, buscar conjuntamente con los productores la manera de lograr mayor eficiencia y, eventualmente, mejores precios.
El Salvador.com

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