¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Dormir mal y el modo de andar, factores de riesgo de Alzheimer


Varios estudios científicos muestran nueva evidencia de un vínculo entre la cantidad de sueño y el riesgo de deterioro cognitivo. Las dificultades para dormir, incluido el sueño excesivo, muy pocas horas de sueño y el número de siestas que toma una persona durante el día, más grande el riesgo de demencia, afirman los científicos.
Los estudios, llevados a cabo por separado, fueron presentados durante la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer que se celebra en Vancouver, Canadá.
Las investigaciones, sin embargo, indican que hay intervenciones que pueden llevarse a cabo para normalizar la duración del sueño que, además de mejorar la calidad de vida, tienen el potencial de reducir o prevenir el deterioro cognitivo.
Uno de los estudios, llevado a cabo en el Hospital Brigham y de Mujeres en Boston, Estados Unidos, analizó los datos clínicos de más de 15.000 individuos de 70 años o más que estaban participando en un estudio nacional de salud.
Los resultados mostraron que tanto los que dormían 5 horas o menos como los que dormían 9 horas o más cada día tenían un promedio de funciones cognitivas más bajo que aquéllos que dormían 7 horas al día.
Además cuando se llevó a cabo un análisis de sangre para medir los niveles de compuestos que indican el inicio de Alzheimer, se encontró que los que dormían demasiado o muy poco mostraban esos cambios.
Otro estudio, llevado a cabo en Francia, analizó los datos de 5.000 individuos de más de 65 años y encontró que el 18% que solía tomar siestas regulares durante el día mostró una calificación más baja en las pruebas de capacidad cognitiva.
Sin embargo, el 63,5% de los participantes que informó tener dificultades para mantener el sueño no mostró riesgos de deterioro cognitivo.
Tal como explicó la doctora Claudine Berr, del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm), quien dirigió el estudio, "estos resultados sugieren que dormir excesivamente durante el día puede ser un indicador prematuro de deterioro cognitivo".
"Y que las quejas de una persona sobre dificultades para dormir deben ser evaluadas adecuadamente en los adultos mayores".
Problemas de sueño
Otro estudio de la Universidad de California, en San Francisco, siguió a más de 1.300 mujeres de 75 años o más.
Las participantes fueron sometidas a una serie de experimentos para analizar sus patrones de sueño, incluidos problemas al dormir, como apnea de sueño y la cantidad y calidad del sueño.
Los resultados mostraron que las que tenían dificultades, como apnea de sueño o interrupción en los patrones normales de sueño, mostraron dos veces más probabilidad de desarrollar demencia o predemencia que quienes no tenían el trastorno.
Las participantes que pasaban más tiempo despiertas en la noche también tuvieron calificaciones más bajas en las pruebas cognitivas y verbales.
"En general nuestros hallazgos apoyan la relación entre las interrupciones de sueño y el deterioro cognitivo en edad avanzada" afirma la doctora Kristine Yaffe, quien dirigió el estudio.
El modo de andar, otro signo
Pero no sólo los problemas de sueño parecen tener un impacto en el riesgo de demencia.
Durante la conferencia se presentaron cinco estudios que muestran que el modo de andar puede ser un indicador del riesgo que tiene una persona de desarrollar demencia.
Aunque se sabe que las dificultades para caminar son una consecuencia inevitable del envejecimiento, los científicos creen que hay ciertos problemas en la forma de caminar una persona que indican un riesgo de deterioro cognitivo.
Tres de las investigaciones encontraron que los adultos mayores que caminan más lentamente y con ciertas variaciones en el modo mostraron peores calificaciones en una serie de pruebas de funciones cognitivas.
Otro estudio mostró que la velocidad al caminar y la longitud del paso que se da también están vinculados a un deterioro cognitivo.
En un comentario sobre estas investigaciones, la doctora Marie Janson de la organización Alzheimer's Research Uk, afirma que "estos estudios no se han aún publicado, pero los resultados apoyan la creciente evidencia del vínculo entre los problemas físicos, como las dificultades para caminar y el deterioro cognitivo en la vejez".


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