Varios estudios científicos muestran nueva evidencia
de un vínculo entre la cantidad de sueño y el riesgo de deterioro cognitivo.
Las dificultades para dormir, incluido el sueño excesivo, muy pocas horas de
sueño y el número de siestas que toma una persona durante el día, más grande el
riesgo de demencia, afirman los científicos.
Los estudios, llevados a cabo por separado, fueron
presentados durante la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer
que se celebra en Vancouver, Canadá.
Las investigaciones, sin embargo, indican que hay
intervenciones que pueden llevarse a cabo para normalizar la duración del sueño
que, además de mejorar la calidad de vida, tienen el potencial de reducir o
prevenir el deterioro cognitivo.
Uno de los estudios, llevado a cabo en el Hospital
Brigham y de Mujeres en Boston, Estados Unidos, analizó los datos clínicos de
más de 15.000 individuos de 70 años o más que estaban participando en un
estudio nacional de salud.
Los resultados mostraron que tanto los que dormían 5
horas o menos como los que dormían 9 horas o más cada día tenían un promedio de
funciones cognitivas más bajo que aquéllos que dormían 7 horas al día.
Además cuando se llevó a cabo un análisis de sangre
para medir los niveles de compuestos que indican el inicio de Alzheimer, se
encontró que los que dormían demasiado o muy poco mostraban esos cambios.
Otro estudio, llevado a cabo en Francia, analizó los
datos de 5.000 individuos de más de 65 años y encontró que el 18% que solía
tomar siestas regulares durante el día mostró una calificación más baja en las
pruebas de capacidad cognitiva.
Sin embargo, el 63,5% de los participantes que informó
tener dificultades para mantener el sueño no mostró riesgos de deterioro
cognitivo.
Tal como explicó la doctora Claudine Berr, del
Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm), quien
dirigió el estudio, "estos resultados sugieren que dormir excesivamente
durante el día puede ser un indicador prematuro de deterioro cognitivo".
"Y que las quejas de una persona sobre
dificultades para dormir deben ser evaluadas adecuadamente en los adultos
mayores".
Problemas de sueño
Otro estudio de la Universidad de California, en San
Francisco, siguió a más de 1.300 mujeres de 75 años o más.
Las participantes fueron sometidas a una serie de
experimentos para analizar sus patrones de sueño, incluidos problemas al
dormir, como apnea de sueño y la cantidad y calidad del sueño.
Los resultados mostraron que las que tenían
dificultades, como apnea de sueño o interrupción en los patrones normales de
sueño, mostraron dos veces más probabilidad de desarrollar demencia o
predemencia que quienes no tenían el trastorno.
Las participantes que pasaban más tiempo despiertas en
la noche también tuvieron calificaciones más bajas en las pruebas cognitivas y
verbales.
"En general nuestros hallazgos apoyan la relación
entre las interrupciones de sueño y el deterioro cognitivo en edad
avanzada" afirma la doctora Kristine Yaffe, quien dirigió el estudio.
El modo de andar, otro signo
Pero no sólo los problemas de sueño parecen tener un
impacto en el riesgo de demencia.
Durante la conferencia se presentaron cinco estudios
que muestran que el modo de andar puede ser un indicador del riesgo que tiene
una persona de desarrollar demencia.
Aunque se sabe que las dificultades para caminar son
una consecuencia inevitable del envejecimiento, los científicos creen que hay
ciertos problemas en la forma de caminar una persona que indican un riesgo de
deterioro cognitivo.
Tres de las investigaciones encontraron que los
adultos mayores que caminan más lentamente y con ciertas variaciones en el modo
mostraron peores calificaciones en una serie de pruebas de funciones
cognitivas.
Otro estudio mostró que la velocidad al caminar y la
longitud del paso que se da también están vinculados a un deterioro cognitivo.
En un comentario sobre estas investigaciones, la
doctora Marie Janson de la organización Alzheimer's Research Uk, afirma que
"estos estudios no se han aún publicado, pero los resultados apoyan la
creciente evidencia del vínculo entre los problemas físicos, como las dificultades
para caminar y el deterioro cognitivo en la vejez".
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