La mitad de los pacientes hospitalizados por un ataque cardiaco o por
insuficiencia cardiaca cometerán un error con sus medicamentos en un plazo de
un mes tras el alta hospitalaria, muestra una investigación reciente.
Esos errores fueron igual de comunes entre las personas que recibieron
consejería y orientación de un farmaceuta que entre las que no.
En el estudio, 50 por ciento de 851 participantes cometieron uno o más
errores con los medicamentos. De éstos, alrededor del 23 por ciento se
consideraron graves, y 1.8 por ciento se consideraron potencialmente letales.
Los hallazgos aparecen en la edición del 3 de julio de la revista Annals of Internal Medicine.
El estudio se llevó a cabo en el Hospital de la Universidad de Vanderbilt
en Tennessee, y en el Hospital Brigham and Women's de Boston. Los pacientes
tendían a contar con un alto nivel educativo, y aún así tenían problemas para
seguir las indicaciones.
"Esto muestra la vulnerabilidad de los pacientes en la transición del
hospital a casa", advirtió el Dr. Gregg Fonarow, vocero de la American
Heart Association y profesor de medicina cardiovascular de la Universidad de
California, en Los Ángeles. "Muchos habían pensado que tener la ayuda,
consejería y seguimiento individual de un farmaceuta reduciría o incluso
eliminaría las probabilidades de sufrir de un evento farmacológico
adverso", apuntó.
"Pacientes, cuidadores y familiares deben conocer los nombres de los
fármacos, las dosis y qué medicamentos se deben descontinuar y cuáles
continuar, tras la hospitalización", enfatizó Fonarow. "Esta
información se debe proveer verbalmente y por escrito a todos los involucrados.
Hay que reconocer que incluso con todos estos pasos, sigue habiendo un
potencial de errores médicos clínicamente importantes".
El Dr. Adam Auerbach, director de servicios cardiacos de pacientes internos
del Hospital de la Universidad de North Shore en Manhasset, Nueva York, señaló
que los errores con los medicamentos siguen siendo un gran problema.
Anotó que su hospital está en el proceso de comenzar algunos programas
pilotos para controlar los errores con los fármacos.
"Estamos estudiando un programa de 'enseñanza mutua' en que enseñamos
a los pacientes sobre sus medicamentos, y entonces ellos nos lo enseñan a
nosotros", comentó. "También iniciamos un programa en que vamos a la
casa del paciente en un plazo de 72 horas tras el alta para asegurar que tomen
los fármacos correctos".
Según Auerbach, el problema definitivamente tiene una faceta económica.
Algunas personas podrían saltarse dosis o partir pastillas para reducir costos.
Elegir fármacos genéricos siempre que sea posible puede ayudar a eliminar el
factor costo.
A los individuos con sistemas firmes de respaldo social tiende a irles
mejor, ya que tienen uno o más cuidadores que los vigilan. "Hay una
inmensa población que, por varios motivos, no comprende del todo las
indicaciones y no cuenta con una red de respaldo, y esas son las personas a las
que intentamos llegar", apuntó, y añadió que con frecuencia pide a los
pacientes que lleven todos sus medicamentos a las citas de seguimiento para
asegurar que los toman de forma adecuada.
Allen Vaida, vicepresidente ejecutivo del Instituto de Prácticas Seguras de
Medicamentos en Horsham, Pensilvania, dijo que "es increíble que los
números fueran tan altos en dos instituciones que cuentan con buenos sistemas.
Una forma de reducir las tasas de errores en los medicamentos y los eventos
farmacológicos adversos es usar solo una farmacia para todas las recetas y
medicamentos. De esa forma, es más probable que se detecte cualquier
interacción o problema potencial. Es más probable que unos cuantos fármacos,
que incluyen los anticoagulantes, provoquen problemas. Enfocar nuestros
esfuerzos en algunos de los fármacos que sabemos podrían causar problemas
también puede resultar útil".
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