Un hongo poco común, conocido como el nuevo Viagra de India está aportando
nuevos ingresos a las economías locales de los Himalayas. Aquellos que lo
cosechan, se están viendo obligados a proteger lo que se ha convertido en un cultivo
sumamente valioso.
El hongo diseca a su presa y luego crece hasta lo más alto en las cabezas
de las orugas. Luego aparece por encima del suelo cuando la nieve se derrite
entre los meses de mayo y junio.
En China, el kirajari es usado como un
afrodisíaco. Los atletas también lo utilizan como una droga para lograr un
mejor rendimiento físico.
En todo caso, lo más llamativo de este hongo es que se ha convertido en una
nueva fuente de ingresos para muchos habitantes de los Himalayas indios.
Mucho más que el salario mínimo
Durante los últimos cinco años, los aldeanos han comenzado a recolectar las
orugas del hongo para venderlas a los comerciantes locales. Estos
intermediarios lo venden a empresarios en Nueva Delhi que a su vez lo
transportan hasta Nepal y China.
Un hongo en el pueblo puede llegar a costar 150 rupias, alrededor de US$3.
Más que el salario mínimo del país.
Algunas personas son capaces de recolectar 40 hongos en un solo día. Es por
ello que la búsqueda de las orugas donde se aloja este hongo se ha convertido
en la fiebre del oro en los Himalayas.
"Algunas personas son capaces de recolectar 40 hongos en un solo día.
Es por ello que la búsqueda de las orugas de este hongo se ha convertido en la
fiebre del oro en los Himalayas"
Los últimos meses los he pasado en los Himalayas indios investigando sobre
los jóvenes y el cambio social. He vivido en la pequeña localidad de Bemni
ubicada a 3.000 metros de altura cerca de la frontera con Tíbet.
La mayor parte del tiempo la hemos pasado tratando de entender los cambios
en la economía local del pueblo y el kira jari ha sido un factor
fundamental.
Prem Singh, un joven de 24 años de edad, es conocido en Bemni por su
apetito por el trabajo duro.
Singh pasó las primeras dos semanas del mes de mayo en las alturas de los
campos de nieve buscando kirajari. El joven camina solo
un largo trecho cargado de arroz y trigo acampando de cueva en cueva hasta
ascender por encima de los 5.000 metros de altura. Sin embargo, no consigue
nada durante los primeros tres días.
Pero luego su suerte cambia. El joven regresa a Bemni con 200 hongos dentro
de un frasco. Prem está usando sus ganancias para construirse una nueva casa de
dos pisos hecha con una piedra local.
Con el kira jari se gana mucho más
dinero, lo que se ha traducido en una muy buena noticia para Bemni. Los jóvenes
han estado buscando nuevas oportunidades laborales fuera del pueblo. Muchos de
ellos han trabajado en hoteles, en el ejército y en las nuevas industrias que
están surgiendo en India.
De las grandes ciudades a los Himalayas
Desde que el boom de kira jari empezó en el año 2007,
los aldeanos ya no viajan a las grandes ciudades sino a las alturas de los
Himalayas.
Sin embargo, se han visto casos de personas que regresan luego de haberse
pasado semanas en la nieve sin haber conseguido ni siquiera un hongo.
Algunos vuelven enfermos. El frío y el viento los derrota causando fuerte
dolores pulmonares.
Muchas de las personas que suben a la altiplanicie regresan a los pueblos casi
ciegos a causa de la nieve, con fuertes dolores en los huesos y problemas de
respiración. Recientemente una persona falleció. Otro hombre cayó en una grieta
en el hielo y fue rescatado 13 días después del accidente.
El rentable negocio del hongo ha traído a su vez rivalidades entre la
gente. Hay dos pueblos muy cerca el uno del otro que tienen acceso a la
altiplanicie, donde el abunda el kirajari. Algunas personas que
suben van armadas cuando van en búsqueda del hongo con el fin de protegerse de
cualquier rival.
También existen otros riesgos en este negocio. Es legal recolectar hongos
pero es ilegal venderlos.
El año pasado un joven del pueblo trato de venderlos en una localidad
cercana. Alguien sobornó a un policía para que interceptaran al joven y le retuvieran
el kira jari.
A pesar de los riegos, los aldeanos prefieren arriesgar sus vidas en vez de
irse por la opción más segura de un trabajo manual que representa el salario
mínimo.
Por ahora, la versión india del Viagra se ha convertido en una muy buena
alternativa.
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