¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

El paracetamol en la lactancia una vez más se relaciona con asma


Los lactantes que reciben paracetamol por fiebre y dolor pueden tener más riesgo de síntomas de asma en sus años preescolares, señala un nuevo estudio.
Los hallazgos, provenientes de un estudio de 411 niños daneses, se añaden a la mezcla de investigaciones en torno a si hay una relación entre el paracetamol —mejor conocido con el nombre de patente de Tylenol —y el riesgo de asma en los niños.
Los investigadores determinaron que cuanto más paracetamol recibían los niños durante la lactancia tantas más posibilidades tenían de presentar síntomas asmatiformes en las primeras etapas de la infancia.
La vinculación estadística no demuestra que el paracetamol produzca problemas respiratorios, según el investigador principal Dr. Hans Bisgaard, profesor de pediatría en laUniversidad de Copenhague en Dinamarca.
«Creemos que es demasiado prematuro llegar a una conclusión de una relación causal», dijo a Reuters Health en un mensaje correo electrónico.
Sin embargo, Bisgaard afirmó, los hallazgos deben alentar a que se lleven a cabo más investigaciones sobre un «mecanismo biológico plausible» por el cual el paracetamol podría fomentar el asma.
En el estudio, comunicado en Journal of Allergy and Clinical Immunology, participaron 336 niños a los que se les efectuó seguimiento desde el nacimiento hasta los 7 años de edad. Todos eran hijos de madres asmáticas por lo cual tenían más riesgo de presentar ellos mismos la enfermedad pulmonar.
En general, 19% de los niños padecían síntomas asmatiformes hacia los 3 años de edad —lo que significa accesos recidivantes de sibilancias, disnea o tos—.
El equipo de investigadores de Bisgaard determinó que el riesgo por lo general aumentaba en la medida en que un niño recibía paracetamol con más frecuencia durante el primer año de vida. Por cada duplicación del número de días que un lactante recibía el fármaco, había un incremento del 28% en el riesgo de síntomas de asma.
No obstante, la relación desaparecía para el tiempo en que los niños tenían 7 años de edad. En esa etapa, 14% de los niños padecían asma y el riesgo no era más alto que para los que habían recibido paracetamol durante la lactancia.
Con esto los nuevos hallazgos en realidad pintan un cuadro menos problemático que el mostrado en algunas investigaciones previas, según el Dr. Henry Milgrom, profesor de pediatría en National Jewish Health, en Denver, quien no colaboró en el estudio.
Sin embargo, este estudio no es la última palabra, dijo Milgrom. «No creo que esto dé respuesta a la interrogante. Plantea más dudas». 
El deslindar efectos específicos del paracetamol sobre el riesgo de asma es problemático. El principal motivo es que los niños con asma por lo general tienen infecciones respiratorias más graves. En comparación con otros niños, sus resfriados se convierten con más frecuencia en bronquitis o neumonía.
De manera que sería congruente que recibieran el antipirético paracetamol más a menudo que otros niños.
Bisgaard dijo que su equipo no contaba con información sobre otros factores como las tasas de neumonía y bronquitis de los niños, el peso corporal y el tabaquismo de los progenitores. Al parecer no explicaban la relación entre el paracetamol y el asma.
No obstante, es posible que haya otras explicaciones, según Bisgaard.
Y si el paracetamol no tiene ningún efecto, afirman los investigadores, podría ser «transitorio» ya que no hubo ninguna relación a los 7 años de edad.
Una serie de estudios previos han señalado que los niños jóvenes que reciben paracetamol tienen más riesgo de asma, pero algunos otros han planteado dudas en torno a esto.
En un estudio reciente se determinó que los niños que recibían otros analgésicos de uso frecuente —tales como ibuprofeno y naproxeno— también tenían un incremento del riesgo de asma. Y los investigadores dijeron que los niños señalados con síntomas de asma simplemente tenían más probabilidades de necesitar los medicamentos.
Bisgaard dijo que pocos lactantes de este estudio recibieron otros analgésicos, de manera que no era posible determinar si estos medicamentos estaban relacionados con los síntomas de asma.
El estudio tuvo otras limitaciones. Sólo incluyó niños con riesgo de asma mayor que el normal, de manera que no está claro si los hallazgos serian los mismos en los niños con riesgo promedio.
Milgrom dijo que por ahora los padres tal vez quieran evitar el paracetamol si su lactante o niño pequeño tiene más riesgo de asma.
El ibuprofeno sería una alternativa; los expertos dicen que los progenitores debieran evitar administrar ácido acetilsalicílico a los niños pues el fármaco está relacionado con el síndrome de Reye —una enfermedad infrecuente pero grave que afecta al cerebro y al hígado.
Bisgaard no recomendó evitar el paracetamol. Sin embargo, aconsejó a los progenitores utilizarlo sólo cuando estuviese justificado —como cuando un niño tiene fiebre— para evitar las dosis innecesarias.
«Nos gustaría resaltar », dijo Bisgaard, «que el empleo de este fármaco es realmente útil en las circunstancias apropiadas».

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