¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

La OPS reconoció a química salvadoreña por sus aportes


La doctora Gloria Ruth Calderón Sanabria, una química bióloga salvadoreña, fue distinguida recientemente por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como una "Héroe de la Salud".
El reconocimiento es otorgado a las personas que han registrado una serie de logros en salud pública, que son miembros de una asociación respetada, así como investigadores de renombre, según cita el texto de la carta que desde la OPS enviaron a la profesional para notificarle sobre la presea que le entregarían en el marco de la celebración de los 110 años de ese organismo.
En este caso el comité de selección del premio, el cual es conformado por representantes del sistema de salud pública y por el representante de la OPS en el país, doctor José Ruales, destacó "sus relevantes aportes a la investigación sobre los efectos nocivos de los plaguicidas en la salud de los salvadoreños".
También resaltan la contribución de la doctora Calderón Sanabria en la formulación de las normas de calidad del agua para el consumo humano y de la calidad del aire, que se convirtieron en leyes. Además, por su trabajo en la investigación sobre residuos sólidos peligrosos, su labor como docente universitaria y formadora de jóvenes comprometida con el medio ambiente.
La química bióloga precisó que en 1971 cuando ella se graduó de la Universidad de El Salvador (UES) se inclinó por el campo de la química.
El primer trabajo de esta inteligente, sensible y talentosa profesional fue en el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (Centa).
Fue en esa institución donde tuvo la oportunidad de desarrollar proyectos de mejoramiento genético de plantas. Esto gracias a los conocimientos que adquirió durante el año de estudios que realizó en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, de México.
En el Centro Internacional recibió asesoría de parte del doctor Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz, que es conocido como el Padre de la Revolución Verde.
En el país la química y bióloga salvadoreña empezó a trabajar, junto a otros profesionales, en nuevas variedades de maíz, como el H5 y H10, que tienen mayores cantidades de proteínas.
Aclaró que ese mejoramiento consistía en incorporar el gen de una variedad de maíz en otra variedad igual, lo cual es diferente de los procesos de mejoramiento genético que se realizan ahora utilizando químicos.
Según comentó, en los años 70 fue integrada en otro equipo que empezó a desarrollar investigaciones en el área de calidad de productos. Por ejemplo, la problemática que se generó en el cultivo de algodón debido al uso indiscriminado y creciente de plaguicidas.
En esa época el país avanzó 20 años en el tema de investigación de impacto de los plaguicidas y hace notar que muchas investigaciones que se están realizando en otras naciones ya se hicieron en el país. Ella ha asesorado algunas de ellas.
Esta profesional ha hecho muchos trabajos de investigación sola y con sus alumnos. Unos de esos proyectos están relacionados con las características y la calidad de los granos básicos.
De igual forma, ha llevado adelante estudios para organismos internacionales e instituciones estatales del país, la OPS, la Universidad de Costa Rica, el Ministerio de Salud y el Instituto Salvadoreño del Seguro Social, pero ello no sólo en el tema de los plaguicidas sino también en el de contaminación atmosférica por emisiones y por ruido.
Uno de esos trabajos, que hizo entre los años 80 y 2006, fue sobre la contaminación en las maquilas.
También fue vicedecana de la Facultad de Química y Farmacia de la UES. Justo allí fundó una especialidad que se llama Química Agrícola Aplicada, para enseñar a los futuros químicos cómo hacer la interpretación de los análisis relacionados con la agricultura.
En el Alma Máter impulsó la creación del laboratorio de agua, que ahora está debidamente acreditado.
Expresó que en su momento el Centa tenía el personal técnico y el equipo necesario que le permitía incluso impulsar investigaciones que le correspondían al Ministerio de Salud, por ejemplo la acumulación de químicos en la sangre de los agricultores.
"Lo que más me ha marcado y que es algo de lo que no me voy a reponer es haber dejado mi trabajo en Centa, porque en esa época había libertad de investigación, había apoyo financiero y moral. Era una época feliz", manifestó.

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