¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

La Telemedicina como puente, ningún hospital es una isla.


Cada vez más hospitales y consultorios médicos están adoptando la Telemedicina, encontrando que ahorran dinero y para algunos pacientes funcionan tan bien como las visitas de carne y hueso.
Cuando el acné de Sarah Cohen la llevó a visitar a un dermatólogo en julio, eso es lo que ella pensaba que estaba haciendo: visitando a un dermatólogo. Pero en el hospital en Nantucket, donde su familia pasa los veranos, Cohen, de 19 años de edad, quedó perpleja.
“Pensé que iba a ver a un médico común”, dijo, pero en vez de ello vio “esta gigantesca pantalla”. Repentinamente, dos médicos aparecieron en la pantalla de video: dermatólogos en Boston. Una enfermera en la habitación con Cohen sostenía una cámara ampliadora sobre su rostro, y le sugirió que cerrara los ojos.
Ese, se dio cuenta, era el punto. La tecnología, como estas cámaras y pantallas, está volviendo asequible y efectivo que los médicos examinen a los pacientes sin realmente estar ahí.
Cada vez más hospitales y consultorios médicos están adoptando estas técnicas: ahorran dinero y para algunos pacientes funcionan tan bien como las visitas de carne y hueso.
“Ha habido un cambio en la creencia de que la telemedicina sólo puede usarse en áreas rurales a la creencia de que puede usarse en cualquier parte”, dijo el doctor Peter Yellowlees, director del programa de informática de salud de la Universidad de California en Davis, y miembro del consejo de la Asociación Estadounidense de Telemedicina. “Antes, uno tenía que arreglárselas con una mala calidad, o comprar un sistema muy caro. Ahora, se puede comprar una cámara web de $100 y tener una videoconferencia de alta calidad”.
La tecnología está siendo adoptada especialmente en profesiones como la oftalmología, siquiatría y dermatología, que enfrentan escasez de médicos. En Kaiser Permanente, los dermatólogos “se sientan en una habitación en San Francisco” y tele-atienden a pacientes de todo el norte de California, dijo Yellowlees. “Es mucho más eficiente que tener 20 hospitales, cada uno con un dermatólogo”.
Nantucket tiene todas las enfermedades que se pudieran encontrar en cualquier parte, más otras agravadas por la vida en la isla: cáncer de piel, enfermedades transmitidas por garrapatas, accidentes acuáticos.
“La mayoría de la gente está a una hora de algún hospital importante”, dijo Joanne Bushong, coordinadora clínica de pacientes externos del hospital. No Nantucket. “No estamos practicando la medicina rural; estamos practicando la medicina isleña”.
El hospital de Nantucket tiene un puñado de médicos residentes. Aunque especialistas continentales realizan visitas, la neblina o las tormentas pueden impedirles llegar ahí. Y los especialistas cuestan dinero. El hospital, con un déficit de millones de dólares en los últimos años y ahora necesitado de $60 millones para reemplazar su obsoleto edificio de 1957, debe pagar el viaje y el alojamiento de los especialistas.
La telemedicina, realizada por médicos del Hospital General de Massachusetts, ahora parte de esos costos, y genera ingresos porque significa que más pruebas se realizan en Nantucket. “Si alguien salía de la isla para ver a un dermatólogo, probablemente realizaba sus pruebas de laboratorio y rayos X donde estuviera el dermatólogo”, dijo Hartmann.
En vez de ello, la tele-dermatología ahorra casi $29,000 al año porque dos dermatólogos realizan visitas ahora sólo cuatro veces al año, pero aparecen en pantalla seis veces al mes y ven a 1,100 pacientes anualmente. Antes, los dermatólogos acudían cada mes, y siempre tenían a “100 personas en la lista de espera”, dijo Bushong.
La tele-endicronología, para problemas de tiroides y diabetes, está empezando. Y Nantucket espera tener sesiones de video para niños autistas “para que los padres no tengan que llevar a los niños con autismo fuera de la isla, ya que es difícil viajar con ellos y eso los inquieta”, dijo Bushong.
Pero hay limitaciones, en EE.UU. y en Nantucket. Yelloslees dijo que la telemedicina interestatal era entorpecida por las normas que requieren que los médicos tengan licencia en el estado donde los pacientes son atendidos. La cobertura de los seguros varía, con Medicare y algunas pólizas que cubren los servicios de telemedicina sólo en las áreas rurales. “Si uno está en una ciudad, Medicare sólo reembolsará si se está en la misma sala con el médico”, dijo Yellowlees.
Y alguna telemedicina no ahorra costos o no es aceptada por los médicos en el extremo receptor. El Memorial Herman Hospital-Texas Medical Center en Houston puso fin a un programa de tele-UCI en el cual especialistas en cuidados intensivos monitoreaban y asistían a unidades de cuidados intensivos en otros cinco hospitales. Era costoso y no demostrablemente mejor, y a algunos médicos y enfermeras les disgustaba ser observador desde lejos, dijo el doctor Eric J. Thomas, decano asociado de calidad de la atención medica en la Escuela de Medicina de la Universidad de Texas en Houston.
En Nantucket, el doctor Timothy J. Lepore, de 67 años, cirujano y director médico del hospital, ve valor en parte de la medicina a larga distancia, pero tiene unas preocupaciones. Especialmente prefiere tener a un radiólogo en el lugar porque cree que dialogar en persona ayuda a evitar interpretaciones erróneas y a obtener resultados más rápidamente.
El doctor Efrén Flores, radiólogo que divide su tiempo entre Boston y Nantucket, dijo que ha aprendido a prestar atención a la insistencia de Lapore en las interpretaciones de tele-radiología rápidas y precisas porque en Nantucket es importante determinar si los pacientes pueden ser atendidos ahí o deben ser llevados en avión a Boston.
Muchos pacientes aprecian que la telemedicina les ahorra viajes fuera de la isla, pero no a todos les gusta.
Dijo que ha tenido que acostumbrarse a diagnosticar sin sentir la piel del paciente, confiando en la enfermera, Bushong, para eso. “Alguien con 100 lunares de apariencia extraña, probablemente puedo hacerlo en 10 o 15 minutos yo mismo, cuando toma media hora con la cámara. Definitivamente a la gente con los lunares más interesantes me gusta verla yo mismo”. Sin embargo, “somos bastante buenos al seleccionar lo que es raro”, dijo Schalock. “Realmente siento que estamos ofreciendo en esencia la misma atención de calidad”, agregó.

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