¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Relacionan aflatoxinas en alimentos y cáncer


Los universitarios Magda Carvajal y Jaime Berumen Campos obtuvieron el Premio Nacional en Ciencia y Tecnología de Alimentos 2012, por un estudio que demuestra la relación de aflatoxinas con cáncer hepático, cervicouterino y el Virus del Papiloma Humano (VPH).

Su investigación demuestra la presencia de aflatoxinas en cereales, chiles, lácteos, semillas y frutas secas, así como la relación de esas toxinas con esos tipos de cáncer.
El galardón, que desde hace 36 años patrocinan el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la empresa refresquera Coca-Cola, fue logrado en la categoría profesional en Ciencia de Alimentos, una de las cuatro áreas premiadas.
?Me da mucho gusto recibir esta distinción, que es para la UNAM. Desde hace algunos años colaboro con Jaime Berumen (de la Facultad de Medicina) para indagar la interrelación entre las aflatoxinas y el cáncer cervicouterino.
?El proyecto que presentamos es de los últimos tres años y resultó reconocido. Antes investigué la relación de aflatoxinas con cáncer colorrectal, de páncreas e hígado?, precisó la especialista del Instituto de Biología según un comunicado.
Desde hace 25 años, la doctora en Biología analiza las aflatoxinas, toxinas de los hongos Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus, entre otros.
Con varias generaciones de alumnos de posgrado de ese instituto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha documentado su presencia en alimentos de consumo cotidiano, como tortillas y otros derivados de cereales como maíz, arroz, sorgo y cebada.
También en leche y quesos, chiles, carnes y sus derivados como huevo, cacahuates, nueces, pistaches, semillas de algodón y de girasol, además de frutas secas.
Aunque su espectro de análisis es detallado, es la primera vez que compite por este galardón, el más destacado del país en el área de alimentos; ?espero que nos ofrezca la posibilidad de contar con más recursos para trabajar en investigación?, expresó.
Mediante un mecanismo químico de oxidación, las aflatoxinas se activan en el hígado y se convierten en cancerígenos activos que se acumulan por años en el ADN, explicó Carvajal Moreno.
Se calcula que la mayoría de las que consumimos se desechan de forma natural, pero 17 por ciento ?se pegan? al ADN y se acumulan por el consumo cotidiano de alimentos contaminados, y el riesgo de padecer enfermedades después de los 40 ó 50 años, aumenta.
México ocupa el primer lugar de América Latina en enfermedades del hígado (según la Organización Panamericana de la Salud, 2002), y también el primer sitio en la ingesta de maíz, dos parámetros que se unen en torno a las aflatoxinas.

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