¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Enfermedad Renal Crónica de las comunidades agrícolas salvadoreñas

Esta es una amenaza a la salud de los pobladores, tal y como lo determinó parte del diagnóstico e investigación de casos que inició el Instituto Nacional de Salud, creado por  la  cartera de Salud en 2009, luego de implementarse la Reforma de Salud.
El intenso calor que causan los 36 grados de calor  en el Bajo Lempa es superado solo por el sentimiento de  incertidumbre de una docena de hombres que aguardan la consulta con nefrólogos del Equipo Comunitario de Salud Especializado (ECOS), instalado en Ciudad Romero.
Los  síntomas coinciden y se repiten:  fiebres, decaimiento o calambres y, en  los casos más graves, comparten la experiencia de un familiar o vecino fallecido por insuficiencia renal. “Tengo un primo que murió, pero no sabíamos bien qué pasaba porque unos se iban al Hospital San Pedro (Usulután), otros al San Juan de Dios (San Miguel) y a los graves los llevaban al (Hospital) Rosales, ahí murieron varios”, recordó.
El nefrólogo investigador del Instituto Nacional de Salud (INS), Carlos Orantes, aclaró que la Enfermedad Renal Crónica era un problema de salud con más de diez años de existencia y que, a través de la Reforma de Salud, implementada por la Ministra María Isabel Rodríguez, se tomó la decisión de incorporarlo en los Programas Estratégicos de Salud del país.
“La Enfermedad Renal Crónica es una prioridad para el Ministerio de Salud y mucho más atenderlo desde un punto de vista integral y no asistencial; es nuestra meta impactar con la prevención a partir de un abordaje en el Primer Nivel de Atención de Salud, que se da en los ECOS familiares y especializados”, afirmó.
La investigación INS comenzó en el año 2009, con un Plan Piloto, que se convirtió después en un programa de la Reforma de Salud, con la meta de atender la enfermedad renal a través de una red integral e integrada de servicios de salud.
“Para desarrollar este  abordaje tan complejo de una enfermedad que tradicionalmente se atiende en los hospitales (de Tercer Nivel), se tuvo que hacer un muestreo a partir de una investigación científica, como medio y no como fin”, explicó.
El Instituto Nacional de Salud fundamenta su accionar en la atención de enfermedades o problemas sanitarios  de importancia nacional en la que clasifica la Enfermedad Renal Crónica .
“Se está abordando de forma  coordinada a nivel nacional y en el Bajo Lempa a partir del año 2009, esta investigación nos permitió determinar la magnitud de la enfermedad, su distribución en la comunidades agrícolas y en qué pacientes o familias y la situación en que se encuentran las personas a partir de las cinco etapas de la enfermedad renal”, confirmó.
La Enfermedad Renal Crónica es considerada una epidemia en el mundo, señaló Orantes, y se clasifica a nivel de enfermedades crónicas como la diabetes, obesidad e hipertensión arterial. 
Orantes agregó que  las investigaciones en el país han dejado evidencia de que esta enfermedad se desarrolla por causas no tradicionales a las adjudicadas a este padecimiento orgánico.
“Es una enfermedad con gran complejidad de determinantes, unos insertados en ámbito  social, como es la pobreza, la actividad laboral como la agrícola y  los diferentes factores de riesgo ambientales como los  tóxicos utilizado en los plantíos”, declaró.
Todas estas circunstancias, reiteró Orantes, han  generado una enfermedad de causas no tradicionales, en que predomina el sexo masculino en su edad adulta y en algunos casos, en menor cantidad, se ha visto afectada la población femenina y adolescente. 
Descrita como una enfermedad multicausal, Orantes  clasificó  esta condición como una “nefropatía de las  comunidades agrícolas salvadoreñas”, donde predomina el factor de la actividad agrícola y no exclusiva por el cultivo de la caña de azúcar. “La enfermedad renal en sus primeras etapas es silenciosa, es una epidemia que rebasa los datos no solo en El Salvador, sino en el mundo. Y más que silenciosa, ha estado silenciada entre los habitantes de las comunidades que no habían tenido una atención médica especializada”, manifestó.
La ampliación de la cobertura de salud, así como  la incorporación de especialistas en los Equipos Comunitarios de Salud (ECOS), ha permitido que los pacientes obtengan una atención integral, antes de llegar a los hospitales de segundo o tercer nivel. 
“Tener especialistas en los ECOS ha permitido que los pacientes de Enfermedad Renal Crónica se controlen antes de estar en una etapa terminal o cuando necesitan diálisis; se ha ido avanzando en la red y procurando un abordaje desde el paciente en riesgo e incorporando, a la vez,  acciones de educación y preventivas, que redundara en disminuir los factores de riesgo”, argumentó. 
En cuanto a la diálisis, Orantes reafirmó que se debe desmitificar la idea de que este proceso médico es de gravedad, ya que los pacientes en el Bajo Lempa, han tenido la oportunidad de hacerse una diálisis distinta y con menor riesgo.
“Hay pacientes que lo hacen (diálisis) ellos mismos y en su propia casa, han obtenido una calidad de vida en su salud, esto nos lleva a desechar  ese tabú o percepción de que la diálisis es muerte, porque la diálisis es vida cuando se atiende adecuadamente y además  nos ha permitido contener esta enfermedad que, si bien es irreversible, pero la estamos frenando”, acotó.  
Raúl Velásquez presentó su resultado clínico de  creatinina (sustancia que mide el funcionamiento de sus riñones) al reunirse con el Consejo  Médico que lo componen cuatro médicos, dos salvadoreños y dos cubanos, y el personal de enfermería.
Con este  proceso médico, el MINSAL  ha puesto en el contexto de la salud global la Enfermedad Renal Crónica, desde sus primeras etapas y permitido su estratificación en grupos de personas sanas, las que están en riesgo y los que padecen la enfermedad en sus estadios  más graves. 
Al salir de la consulta, Raúl afirmó satisfecho: “Me dijeron que debo someterme a otros exámenes y quieren estudiar más mi caso; voy a seguir tomando las medicinas y a esperar qué me dicen después los doctores. Yo me he enfrentado a muchas cosas tremendas, pero creo que me voy a mejorar”, afirmó. 
El éxito del enfoque multidisciplinario e intersectorial, para el tratamiento de esta enfermedad se debió en mayor medida a la estratégica  participación activa de la comunidad, opinó Orantes.
“Todos y todas participaron desde el inicio del diagnóstico en Ciudad Romero, ahora estamos en esta casita de la comunidad, pero se está edificando la Unidad de Salud, que prestará servicios a más pobladores de la zona, desde una perspectiva de la  educación para la salud, la prevención y la asistencia médica”, reiteró.

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