¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

La hipertensión durante el embarazo aumenta el riesgo de nefropatía en etapa terminal.


Las mujeres con trastornos hipertensivos del embarazo tienen más riesgo de nefropatía crónica y nefropatía en etapa terminal que las mujeres sin estos trastornos, según un estudio publicado en CMAJ (Canadian Medical Association Journal). 
«Observamos que las mujeres con trastornos hipertensivos durante el embarazo tenían más riesgo de nefropatía en etapa terminal que las mujeres sin embarazos complicados», escribe el Dr. I-Kuan Wang, División de Nefrología, Hospital Médico Universitario de China, Taichung, Taiwán y sus coautores.
Los trastornos hipertensivos como la hipertensión gestacional y la preeclampsia en el embarazo pueden tener una repercusión importante en la salud de la madre y el lactante y son factores de riesgo para la muerte. Se estima que 5% a 10% de los embarazos son afectados por los trastornos hipertensivos. La función renal puede alterarse.
Los investigadores analizaron datos relativos a 26.651 mujeres de Taiwán con trastornos hipertensivos en su primer embarazo, para determinar si había un incremento del riesgo de nefropatía en etapa terminal en comparación con un grupo de 213.397 mujeres que no presentaban los trastornos. Las mujeres tenían entre 19 y 40 años de edad y no mostraban ningún antecedente de hipertensión, diabetes o nefropatía.
Taiwán tiene una de las tasas más altas de nefropatía en etapa terminal en el mundo.
La frecuencia de nefropatía crónica fue casi 11 veces mayor en el grupo con trastornos hipertensivos del embarazo que en las mujeres sin estos trastornos. La nefropatía en etapa terminal fue 14 veces más alta en el grupo con trastornos hipertensivos. El riesgo para las mujeres con preeclampsia fue más alto que para aquellas que sólo tenían hipertensión gestacional.
«Observamos un incremento del riesgo de nefropatía en etapa terminal subsiguiente en mujeres taiwanesas que habían presentado trastornos hipertensivos durante el embarazo, tales como preeclampsia o eclampsia e hipertensión gestacional», señalan los autores. «También observamos que las mujeres con preeclampsia o eclampsia tenían más riesgo de nefropatía en etapa terminal que aquellas que sólo presentaban hipertensión gestacional».
Se dispone de escasos datos sobre la relación entre los trastornos hipertensivos durante el embarazo y el riesgo de nefropatía en etapa terminal. Este estudio es compatible con los resultados de un estudio noruego en el que se descubrió una relación similar entre estos trastornos y la nefropatía subsiguiente.
«En las mujeres con un antecedente de trastornos hipertensivos durante el embarazo se ha de tomar en cuenta la vigilancia pormenorizada de la microalbuminuria, la tensión arterial y la diabetes. Así mismo, hay que valorar estrategias preventivas, tales como intervenciones farmacológicas o en el estilo de vida, para las mujeres con alto riesgo de nefropatía en etapa terminal», terminan diciendo los autores.
«Este estudio, realizado por Wang y sus colaboradores, es oportuno pues muestra la importancia de la hipertensión durante el embarazo como un indicador de nefropatía crónica futura, enfermedades cardiovasculares y diabetes», escribe la Dra. Julia Spaan del Maastricht University Medical Center, Países Bajos, y el profesor Dr. Mark Brown de laUniversity of New South Wales, Australia, en un comentario relacionado. «También resalta una de las deficiencias actuales del ejercicio clínico: aunque estas mujeres reciben gran atención de su presión arterial alta durante el embarazo, no hay un seguimiento estructurado de la presión arterial o de los factores de riesgo cardiovascular y renal después del embarazo. Una mejor vigilancia después del embarazo ayudaría a evitar no sólo la nefropatía crónica sino también las enfermedades cardiovasculares.

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