La necesidad de enviar al pequeño Waldemar López Peña, de cuatro años, al extranjero para realizarse el trasplante de intestino delgado se debe a que en El Salvador no existe una legislación sobre la extracción, trasplante de órganos y tejidos para poder hacer este tipo de cirugías.
Es por eso que los médicos del hospital nacional de niños Benjamín Bloom ven como única opción para salvar la vida del menor trasladarlo a otro país para que se le realice la operación.
"No es el hospital, sino el país, porque no hay una legislación de órganos. La cultura y la legislación (en el país) no están aquí", expresó el doctor Roberto Trejo, jefe de residentes de cirugía pediátrica de ese nosocomio.
El médico explicó que en el país no se ha desarrollado este tipo de procedimientos, cuyo órgano tiene que ser extraído de un paciente cadavérico.
Previamente a la operación el niño deberá someterse a una serie de evaluaciones pre- quirúrgicas para observar los grados de compatibilidad con el donante.
Trejo explicó que del 100 % de menores en los que se les ha realizado este tipo de trasplantes, el 80 % responde efectivamente y el otro 20 % rechaza el órgano.
La lesión que tuvo Waldemar con la esmeriladora fue letal debido a que dañó la arteria mesentérica superior encargada de irrigar todo el intestino. Debido a ello, el intestino pasó a un estado necrótico (sin vida).
"Cuando nosotros lo intervenimos ya estaba ese intestino necrótico que ya no se pudo salvar. Dejarlo en cavidad era someterlo a un material muerto dentro del estómago que podría causar infecciones abdominales y que a la larga iba ser más perjudicial para el niño", expresó.
Para poder mantener con vida a Waldemar, los galenos le realizaron una anastomosis (unión) de una cuarta porción del duodeno (parte del intestino que conecta el estómago con el yeyuno) a 10 centímetros de la válvula ileocecal, donde comienza el intestino grueso (ver infográfico).
"El íleon, que mide alrededor de dos a tres metros, fue lo que se le quitó", dijo el médico. Añadió que el niño solo tienen unos 30 centímetros de intestino delgado, cuando para sobrevivir se necesita más de 50 centímetros.
Además comentó que se le hizo una gastrotomía para evacuar las secreciones gástricas y proteger la anastomosis de cualquier infección.
"Es una manguerita que se introduce (arriba del abdomen lateralmente) y ahí está saliendo la secreción gástrica y que no llegue hasta el duodeno", agregó el experto.
Para alimentarlo, por el momento se le ha colocado un catéter a la altura de la vena subclavia izquierda, cuyo catéter asciende hasta la aurícula derecha del corazón, por donde recibe alimentación parenteral.
Es por esta vía venosa que los médicos han tratado de suministrar un poco los nutrientes y las vitaminas que necesita Waldemar.
Sin embargo, el médico aseguró que a la larga este tipo de mecanismo puede afectar aún más la salud del pequeño hasta provocar endocarditis (inflamación del endocardio).
Estos catéteres, de estar colocados de permanencia intermedia pueden ser utilizados por dos o tres semanas, pero debido a la necesidad y la escasez de ciertos materiales médicos dentro del nosocomio, en el pequeño están siendo utilizados por más tiempo.
Ante la falta del intestino delgado Waldemar no está recibiendo nutrientes y vitaminas necesarias para su crecimiento.
El mismo galeno reconoce que desde el ingreso del menor el pasado 17 de enero a la fecha ya se observa el deterioro del estado físico con una considerable disminución de peso.
El pequeño accidentalmente encendió una esmeriladora que le provocó el daño total del intestino delgado.
Los padres de Waldemar se encuentran realizando diversas actividades para poder recolectar el dinero suficiente y realizarle la cirugía a su hijo en el extranjero.
Las personas que deseen colaborar pueden hacer sus donaciones a las cuentas número 003500380401 de Dinora Concepción Peña Leonor, y 003500380627 de Óscar Waldemar López, ambas del Banco Agrícola.
Los países que cuentan con legislación de trasplante son Estados Unidos, Argentina, México y Cuba.
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