¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

El hígado graso incrementa preocupantemente.


El diagnóstico de hígado graso es cada vez más frecuente, un padecimiento que si bien siempre ha existido, en los últimos tiempos ha tenido un considerable incremento.
Se trata de la acumulación de grasa en las células del hígado, que puede ser provocada por factores genéticos, como es el caso de pacientes que han heredado hipercolesterolemia, por una mala nutrición y por el alcohol, entre otros.
Según la doctora Gloria de Calvo, médico internista, no todos los pacientes presentan síntomas, pero algunos sufren dolores que con frecuencia se confunden con cólicos biliares, un dolor provocado por cálculos en la vesícula. "Pero dependiendo de los niveles de grasa que la persona tenga (colesterol y triglicéridos) pueden presentar falta de apetito, náuseas, un poco de mareo y dolor, como si se tratara de una colitis. Algunas personas también presentan diarrea porque a raíz de la inflamación hay pocas enzimas digestivas y se procesan mal las grasas; asimismo pueden haber flatulencias y colitis", aclara.
Es precisamente esa ausencia de síntomas la que hace que la enfermedad sea descubierta, a menudo, en algún chequeo rutinario o al encontrar los lípidos altos. Ahí el médico analiza las pruebas hepáticas e indica un ultrasonido para mayor certeza. No obstante, la mejor prueba es una biopsia. "Lo que sí se nota es que el cuadrante superior derecho del abdomen se vuelve doloroso al examen físico, cuando las personas ya tienen el mal un poco avanzado y por tanto hay más inflamación", explica De Calvo.
El hígado graso puede ser leve, moderado y severo, y si no se trata a tiempo puede desencadenar en cirrosis. Esta puede ser alcohólica y no alcohólica. De hecho las personas alcohólicas son las que más presentan la enfermedad.
La problemática actual
El hígado es considerado como el órgano de los mil metabolismos porque fabrica proteínas, produce elementos vitales para la sangre, filtra las toxinas que serían perjudiciales para el organismo, regula el metabolismo de las grasas y tiene capacidad de autorregenerarse, entre otras tantas funciones. Es así de importante, que si se altera afecta la calidad de vida de las personas.
Con los elevados índices de obesidad que existen a nivel mundial, podría haber un mayor número de casos, ya que el sobrepeso es un factor de riesgo. Y lo peor de todo es que este mal no hace distinción de edad, de manera que pueden padecerlo tanto adultos como niños. En el caso de los pequeños el problema se da porque ya no crecen en un ambiente tan saludable como antes, no hacen ejercicio, dedican más tiempo a la televisión y los videojuegos y comen mucha comida chatarra.
"Las dietas ricas en grasa, las comidas rápidas, los aderezos, así como otros alimentos preparados son altos en grasas, e inevitablemente van al hígado. El problema es que si está inflamado trabaja menos y por tanto hay menos función hepática", dice De Calvo. Sin embargo, que la obesidad no es directamente proporcional al hígado graso, pues de hecho hay personas delgadas con el padecimiento, y hay obesos con los porcentajes de lípidos normales.
Dependiendo de la etapa en que se descubra, el hígado graso tiene cura. Lo primero es modificar el estilo de vida del paciente, por ejemplo, si se trata de alguien con lípidos altos debe comer de una forma sana, hacer ejercicios y tomar agua en base a su peso. En el caso de que la enfermedad sea de origen alcohólico, la persona debe dejar la bebida. También, se deben hacer pruebas hepáticas para saber qué tan inflamado está, lo que da la pauta para suministrar o no medicamentos que bajen el colesterol y los triglicéridos.
"La cura es un tratamiento largo. Es una terapia que debe ser manejada por el médico y otros especialistas, pues es necesario un plan alimenticio así como una rutina de ejercicio, supervisados por expertos en esas áreas. Dependiendo del estadio y si el paciente es hipertenso o diabético no se le pueden suspender los medicamentos, pero se deben evitar aquellos que mas dañan el hígado porque se está en un proceso de desinflamarlo y desintoxicarlo", explica la doctora.
Las mujeres lo padecen más
Se dice que es un mal que afecta en mayor medida a las mujeres. Al respecto, la doctora sostiene que los factores antes mencionados y la llamada obesidad central, que no es otra cosa que las famosas "llantas", podrían favorecer aún más la acumulación de grasa. "Pero a esto también se suma el hecho de que actualmente hay mayor incidencia de mujeres que beben y fuman, lo cual contribuye con el problema", agrega.
El embarazo, dice la profesional, puede provocarlo, sobre todo si ya se tiene sobrepeso. Y es que en el medio la alimentación de la mujer gestante no es de frutas y verduras, sino de otros antojos no necesariamente saludables. En ese periodo las funciones de ciertos órganos y el procesamiento de las grasas son más lentos, pero si ellas comen muchas veces al día, tienen poca actividad física y aumentan la ingesta calórica son más propensas. "Desde luego que no les da a todas las embarazadas, pero las que aumentan de cinco a ocho libras por mes son candidatas a padecer de hígado graso", enfatiza.

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