¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

La mitad de las mujeres tendrán un problema de incontinencia en algún momento de su vida


Se estima que la mitad de las mujeres tendrán un problema de incontinencia en algún momento de su vida. Este trastorno se asocia con un escape involuntario de la orina que genera un importante impacto sobre la calidad de vida del paciente. Además de un problema higiénico, la incontinencia representa en la mujer un serio condicionante para sus relaciones laborales, sociales y afectivas. 
Tal y como señala el presidente de la AEU, doctor Humberto Villavicencio, “la incontinencia de orina se puede presentar a cualquier edad y afecta a ambos sexos. Muchos de estos pacientes ocultan su enfermedad por temor al rechazo social a causa de un problema que hoy tiene solución. Por lo que es importante que hagamos llegar a la población el mensaje de que existen tratamiento adecuados individualizados para cada paciente, y que lo importante es acudir al urólogo para tener un diagnóstico correcto del tipo de incontinencia que se sufre y actuar en consecuencia”.

Botox, nueva herramienta terapéutica

El empleo del botox, más conocido como toxina botulínica está actualmente incluido en las guías de la Asociación Europea de Urología (EAU) con un grado máximo de recomendación como tratamiento eficaz y mínimamente invasivo para reducir la hiperactividad del músculo detrusor (pared de la vejiga que se contrae en el momento de la micción para extraer la orina, y que está relajado cuando esto no sucede para permitir que la vejiga se llene). Sin embargo, este experto matiza que “se trata de una alternativa de segunda línea, que hay que utilizar cuando han fracasado otras opciones farmacológicas. De todos modos es una herramienta a tener en cuenta y que se está incorporando al arsenal terapéutico, teniendo en cuenta factores como la comorbilidad, la gravedad del trastorno, los síntomas y la afectación de la calidad de vida”.

La toxina botulínica es un neuromodulador que inhibe la contracción del músculo de la vejiga. Según explica el doctor Esteban, “el tratamiento se administra a través de una inyección, bien en la vejiga, para paralizar el músculo detrusor temporalmente, o bien en el esfínter para facilitar la salida de la orina. Sus efectos pueden traducirse en beneficios sobre los síntomas de vejiga hiperactiva, incluyendo la urgencia en la micción”.

Tipos de incontinencia

Según cómo se producen las pérdidas de orina se conocen dos tipos de incontinencia: la de esfuerzo y la de urgencia. “En el llenado de la vejiga se genera, en ocasiones, contracciones no deseadas acompañadas de sensación de urgencia o imperiosidad para orinar, lo que se conoce como ‘vejiga hiperactiva’. Pero también se puede producir un fracaso en las estructuras anatómicas que retienen la orina, y los escapes se suceden en el momento de aumentar la presión abdominal (tos, risa, estornudos, coger pesos, etc…)”, explica este experto.

El doctor Esteban subraya que la incontinencia urinaria no es una enfermedad en sí misma, sino un problema que responde a varios factores. “Las causas que están detrás de un escape involuntario de orina -añade- varían mucho dependiendo de la edad”. En la mujer joven, el embarazo y el parto constituyen la principal causa del debilitamiento del suelo pélvico. Ya en la edad madura (entre los 45-60 años), la más frecuente es la incontinencia de esfuerzo. “En estos casos, la afectada presenta una uretra incompetente asociada siempre a un suelo pélvico que ha perdido el tono que tenía en la juventud. Lo que está directamente relacionado a su vez con el descenso hormonal ligado a la menopausia”, señala el doctor Esteban. 

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