¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Perder agente celular promueve metástasis

Científicos holandeses han comprobado que la pérdida de un receptor celular de dependencia (que controla la muerte o supervivencia de las células) promueve la metástasis en un tipo de cáncer de mama en ratones, según recoge la revista británica Nature

Un equipo del Instituto del Cáncer de Holanda estudió el papel de este receptor, codificado en el gen DCC, en la evolución de estos tumores mamarios en ratones y concluyó que su existencia supone un impedimento a la expansión de la enfermedad a otros tejidos, al actuar como supresor de las células tumorales.
Estudios anteriores ya habían adelantado que el DCC (cáncer colorrectal suprimido, según sus siglas en inglés) podría proteger al organismo de la aparición del cáncer, al inducir a las células cancerígenas a su autodestrucción.
Este gen participa en la muerte celular (apoptosis) de varios tipos de cáncer además del colorrectal, un proceso en el que participan los receptores de dependencia, cuya función es similar a la de un centinela: evaluar el estado de las células y notificarles que deben iniciar su autodestrucción si existe alguna anormalidad.
El equipo holandés estudió la evolución de ratones con cáncer de mama modificados genéticamente para que carecieran de ese gen.
Así, comprobaron que el proceso de autodestrucción de las células tumorales de estos roedores empeoraba al mismo tiempo que mejoraba la supervivencia de las mismas.
Según el bioquímico y director del Instituto del Cáncer de Holanda, Anton Berns, la pérdida de este gen no afecta al desarrollo del tumor primario pero sí que facilita su metástasis, es decir, su aparición en otros tejidos

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