Un equipo de investigadores islandeses ha identificado una mutación
genética que reduce la acumulación de proteína amiloide en forma de placas en
el cerebro, una de las causas del deterioro cognitivo en la demencia senil, al
tiempo que han demostrado que esta enfermedad y el Alzheimer se originan por
los mismos mecanismos bioquímicos.
Por lo tanto, la investigación, publicada esta semana en la
revista 'Nature', muestra que esta alteración genética protege de
ambos tipos de demencia, y que podría representar una nueva diana para mejorar
los tratamientos de prevención.
Según ha explicado a plataforma de investigación científica
SINC, el investigador de la compañía farmacéutica deCODE Genetics, y
coordinadora del estudio, Kari Stefansson, "es la primera vez que se
detecta una alteración genética relacionada con el Alzheimer y además con una
función protectora".
A su juicio, y a raíz de los resultados, "Alzheimer y
demencia senil pueden tener los mismos mecanismos bioquímicos". El estudio
analizó el genoma de 1.795 personas en busca de alteraciones del gen que
codifica para la proteína B-amiloide (APP, por sus siglas en inglés), su
acumulación en forma de placas es una de las causas de la enfermedad.
Así, descubrieron que existe una mutación en el gen APP que
confiere resistencia a la aparición del Alzheimer. En experimentos 'in vitro',
los científicos observaron que esta alteración genética reducía en un 40 por
ciento la formación de las placas; además se observó que las personas de entre
80 y 100 años sin Alzheimer incluidas en el estudio y que eran portadoras de esta
mutación tenían funciones cognitivas en mejor estado que las que no tenían esta
alteración genética.
El gen APP codifica para la proteína APP que es convertida por
un par de enzimas en la B-amiloide, que a su vez forma placas y es una de las
causas del deterioro cognitivo. Los científicos opinan que una de las posibles
estrategias para detener el Alzheimer sería alterar las enzimas que transforman
la APP en B-amiloide y que esta podría ser una manera de detener la enfermedad.
Uno de estos enzimas se identificó hace más de una década y es el BACE1. Por
tanto, señala, hay que lograr que BACE1 sea menos efectivo para proteger al
paciente.
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