¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Estudio descarta vínculo entre vacunas y autismo



A pesar de que los niños están recibiendo más vacunas en la actualidad que en la década de 1990, no existe ninguna relación entre darles “demasiadas vacunas en los primeros dos años de vida y el autismo”, dice el estudio publicado en la revista Journal of Pediatrics.
Aproximadamente uno de cada diez padres estadounidenses se niega a vacunar a sus hijos, o retrasan las dosis, porque consideran que es más seguro que seguir el programa difundido por la agencia federal de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), según investigaciones anteriores.
Estudios previos ya han demostrado que no hay vinculación entre las vacunas y el autismo, entre ellos, una exhaustiva revisión de 2004 por parte del Instituto de Medicina.
En esta ocasión, los expertos del CDC decidieron investigar la exposición de los niños a los antígenos, las sustancias en las vacunas que hacen que el organismo produzca anticuerpos para combatir infecciones y enfermedades.
Los investigadores analizaron los datos de 256 niños con algún trastorno autista a través de tres diferentes organizaciones de atención médica en Estados Unidos.
Luego, compararon la exposición acumulativa a los antígenos en esos niños con la de 752 niños sin autismo.
“No encontramos ninguna evidencia que indique una asociación entre la exposición a los anticuerpos que estimulan las proteínas y los polisacáridos contenidos en las vacunas durante los primeros dos años de vida y el riesgo de contraer un trastorno del espectro autista, un trastorno de autismo o un trastorno del espectro autista con regresión”, plantea el estudio.
Tampoco hallaron ningún vínculo entre el autismo y la exposición acumulativa a los antígenos, ya sea desde el nacimiento hasta los dos años o en el curso de un solo día después de recibir múltiples vacunas en un consultorio médico.
“Estos resultados indican que las preocupaciones de los padres de que sus hijos están recibiendo demasiadas vacunas en los primeros dos años de vida o demasiadas vacunas en una sola visita al médico no son compatibles en términos de un mayor riesgo de autismo”, concluye.
El autismo afecta a uno de cada 88 personas en Estados Unidos y aproximadamente a uno de cada 100 en Gran Bretaña. Este desorden cerebral no tiene una causa única conocida, pero los expertos creen que puede ser provocado por una combinación de la genética y el medio ambiente.

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