A pesar de que los
niños están recibiendo más vacunas en la actualidad que en la década de 1990,
no existe ninguna relación entre darles “demasiadas vacunas en los primeros dos
años de vida y el autismo”, dice el estudio publicado en la revista Journal of Pediatrics.
Aproximadamente uno de
cada diez padres estadounidenses se niega a vacunar a sus hijos, o retrasan las
dosis, porque consideran que es más seguro que seguir el programa difundido por
la agencia federal de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades
(CDC), según investigaciones anteriores.
Estudios previos ya
han demostrado que no hay vinculación entre las vacunas y el autismo, entre
ellos, una exhaustiva revisión de 2004 por parte del Instituto de Medicina.
En esta ocasión, los
expertos del CDC decidieron investigar la exposición de los niños a los
antígenos, las sustancias en las vacunas que hacen que el organismo produzca
anticuerpos para combatir infecciones y enfermedades.
Los investigadores
analizaron los datos de 256 niños con algún trastorno autista a través de tres
diferentes organizaciones de atención médica en Estados Unidos.
Luego, compararon la
exposición acumulativa a los antígenos en esos niños con la de 752 niños sin
autismo.
“No encontramos
ninguna evidencia que indique una asociación entre la exposición a los
anticuerpos que estimulan las proteínas y los polisacáridos contenidos en las
vacunas durante los primeros dos años de vida y el riesgo de contraer un
trastorno del espectro autista, un trastorno de autismo o un trastorno del
espectro autista con regresión”, plantea el estudio.
Tampoco hallaron
ningún vínculo entre el autismo y la exposición acumulativa a los antígenos, ya
sea desde el nacimiento hasta los dos años o en el curso de un solo día después
de recibir múltiples vacunas en un consultorio médico.
“Estos resultados
indican que las preocupaciones de los padres de que sus hijos están recibiendo
demasiadas vacunas en los primeros dos años de vida o demasiadas vacunas en una
sola visita al médico no son compatibles en términos de un mayor riesgo de
autismo”, concluye.
El autismo afecta a
uno de cada 88 personas en Estados Unidos y aproximadamente a uno de cada 100
en Gran Bretaña. Este desorden cerebral no tiene una causa única conocida, pero
los expertos creen que puede ser provocado por una combinación de la genética y
el medio ambiente.
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