¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Casi 3 mil muertes renales en los últimos cuatro años en El Salvador.

Un total de 2,846 personas murieron en El Salvador por Insuficiencia Renal Crónica (IRC) entre enero de 2009 a marzo de 2013, según datos preliminares del Ministerio de Salud (MINSAL). 

Entre el 1.º de enero al 13 de marzo del año en curso fallecieron 142 personas y 1,038 estuvieron hospitalizadas por la enfermedad, la mayoría de ellas residían en los departamentos de oriente.

La IRC es el daño completo de los riñones y se ha convertido en un asesino que se pasea con tranquilidad por El Salvador. Mientras no se encuentren las causas que la provocan, los enfermos seguirán multiplicándose y colapsando los servicios de salud, aseguran los especialistas.

El número de fallecidos podría ser mayor por todas aquellas personas que mueren en sus casas y que no alcanzan a buscar asistencia médica, según la lectura de Ricardo Leiva, jefe de Nefrología del Hospital Nacional Rosales.

La situación es como la punta del iceberg, enfatiza el médico. 

Ocho biopsias de pacientes del Rosales que fueron enviadas a Suecia para análisis, el año pasado, reflejaron que el daño en los riñones de los salvadoreños es más grave de lo que se piensa.

“El problema es que tenemos una enorme cantidad de población, lo que nosotros vemos como la punta de un iceberg es la gente que ya necesita diálisis, pero tras ellos hay un montón de pacientes que no han sido detectados y el problema es que no tenemos identificada la causa”, dijo Leiva.

La multiplicación de casos ocurre cuando el Ministerio de Salud (MINSAL) redujo en 2013 en un 50 % el presupuesto para el área de Nefrología del Hospital Nacional Rosales. “Se nos ha recortado más de la mitad”, afirmó el doctor Leiva, en el marco de las actividades del Día Mundial del Riñón. Solo para diálisis y medicamentos de los pacientes, el hospital centenario necesitaría $8 millones. 

Los factores de riesgo también le abren la puerta a la enfermedad. La diabetes y la hipertensión son dos enfermedades que aumentan las posibilidades para que una persona padezca insuficiencia renal. 

Registros del Instituto Nacional de Salud detallan que 1,125,600 salvadoreños padecen de hipertensión arterial y que 393,000 personas más tienen diabetes.

Poca información

La única información que tienen los médicos, que se conoce desde hace varios años, es que algunos casos de insuficiencia renal son provocados por el uso de pesticidas. Sin embargo, aún es un misterio si es provocada por el agua que consumen, por la manipulación o la ingesta de los productos. Lo que está a la vista es la gran cantidad de enfermos, que en la mayoría de casos, llegan descompensados a las unidades de emergencia de los hospitales del país. A escala nacional, el número de hospitalizaciones por la enfermedad ha ido incrementando progresivamente. 

Un promedio de 5,506 pacientes son atendidos anualmente en los hospitales del sistema público en los últimos cuatro años.

La mayor cantidad de ingresos ocurrió el año pasado cuando fueron 6,253, según los registros del MINSAL. LA PRENSA GRÁFICA trató de conocer en qué posición, de números de consultas y fallecimientos, se encuentra la insuficiencia renal en el país, en comparación a otra enfermedades, sin embargo, el dato no fue proporcionado por el MINSAL.

La Emergencia del Hospital Nacional Rosales es un buen lugar de referencia, donde queda en evidencia el impacto que ha causado la enfermedad en los salvadoreños. La insuficiencia renal es la primera causa de ingresos en el hospital centenario y ha provocado un colapso en ese centro médico, donde son atendidos los más graves.

Cada día son diagnosticados entre dos a tres casos nuevos. Hasta marzo, un total de 950 personas estaban en tratamiento de diálisis y hemodiálisis por insuficiencia renal en ese hospital.

A diario, por lo menos 20 pacientes esperan a que se desocupe una cama para ser hospitalizados y la mayoría requiere ese tipo de tratamiento. 

Situación San Miguel 

En el oriente del país, San Miguel y Usulután, la insuficiencia renal también tiene colapsados los servicios médicos públicos.

En el Bajo Lempa, en Jiquilisco, se registra una gran cantidad de afectados por la “extraña enfermedad renal”. En esa zona, existe una unidad que atiende los casos que no requieren hemodiálisis.

En 2009, la ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, anunció la implementación del estudio Nefrolempa, el cual pretende conocer los factores que pueden estar provocando la enfermedad renal crónica en la zona del Bajo Lempa. 

A la fecha no han sido revelados los resultados concretos del estudio. El MINSAL tampoco concedió una entrevista solicitada para hablar sobre los hallazgo. 

Fueron tomadas muestras de orina en los pobladores, es de lo poco que se supo, pero las dudas del estudio no se aclararon. 

En 2012, la enfermedad fue la primera causa de muerte en el Hospital Nacional de San Miguel. 

En la Emergencia de ese centro médico, a diario fueron recibidos 10 pacientes con síntomas de la enfermedad: pies hinchados, problemas para orinar y dolores en la espalda son algunos de los síntomas. La enfermedad es la tercera causa de consulta.

En la consulta del hospital de San Miguel quedó al descubierto que la IRC y las infecciones renales fueron las principales causas de muerte, de consulta especializada e ingresos, según reveló Manuel Pacheco Paz, director de ese centro médico.

Cifras que asustan

Las estadísticas detallan que del 1.º de enero al 31 de diciembre del año pasado, un total de 4,365 personas consultaron y de ellas, el 20 % recibió el diagnóstico de insuficiencia renal, otro 20 % recibió la noticia que padece de insuficiencia renal crónica y el resto (15 %) fue a pasar consulta por infecciones urinarias.

Los padecimiento de los riñones sobrepasaron el número de atenciones por lesiones, por accidentes y violencia, en ese departamento de oriente. 

Los más afectados y que fallecieron pese a estar en tratamiento son hombres de 20 a 80 años, y 51 mujeres en edades de 25 a 70 años. 

El hospital de San Miguel cuenta con 20 máquinas para realizar diálisis peritoneal, cinco para hemodiálisis durante tres turnos y 60 para realizar diálisis peritoneal ambulatoria.

Pacheco Paz sostiene que el hospital cuenta con el equipo suficiente para atender a todos los pacientes con la enfermedad, que necesitan diálisis y hemodiálisis.

La aseveración del director del hospital público no es compartida por Marco C., quien esperó por varios meses para que le realizaran la hemodiálisis. 

“Tuve que esperar que alguien se muriera para que yo pudiera recibir las hemodiálisis, aquí si tienen equipo, pero no el suficiente, la gente reza para conseguir cupo”, dijo mientras esperaba ser atendido.

El jefe de Nefrología del Rosales lamenta que la multiplicación en el número de enfermos haya saturado el centro médico. 

Este año fueron abiertas 20 camas para enfermos de los riñones e inmediatamente fueron ocupadas.

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