Una vacuna contra la malaria que
ha sido puesta a prueba en más de 6.000 niños del continente africano ha mostrado
reducir en un tercio la prevalencia de
la enfermedad en bebés, según se dio a conocer
este viernes en la Conferencia Internacional Africana de Vacunación, que se
celebra estos días en Sudáfrica.
Las pruebas de la vacuna, denominada
RTS,S, se llevaron a cabo en niños de entre 6 y 12 semanas de edad en 11
centros de investigación de 7 países africanos. Los resultados de la
investigación han sido los protagonistas de la jornada de hoy de la conferencia
sudafricana, que tiene como principal objetivo apoyar e impulsar los esfuerzos
para proteger a los niños de África, a sus familias y a las comunidades de la
amenaza de enfermedades infecciosas.
El congreso, que se celebra hasta el
próximo domingo en Ciudad del Cabo, es el primero en celebrarse en territorio
africano, que ha sido organizado por africanos y que aborda la inmunización y
las vacunas para enfermedades evitables de África.
Según desvela el estudio, "la RTS,S,
administrada junto a otras vacunas infantiles en bebés de entre 6 y 12 semanas,
tiene una eficacia contra la malaria clínica y grave de entre
un 31 y un 37 por ciento". "Este estudio indica que la RTS,S puede
ayudar a proteger a bebés de corta edad contra la malaria", subraya en los
resultados de la investigación, publicados también en el New England
Journal of Medicine, uno de los principales científicos del estudio, Salim
Abdulla, del Instituto de Salud de Ifakara, en Tanzania.
Abdulla destacó asimismo que en los
últimos años, se ha conseguido un "progreso importante" en la lucha
contra la malaria, "una enfermedad que mata a unas 655.000
personas todos los años, la mayoría de las cuales son niños menores de cinco
años del África Subsahariana".
"Una vacuna efectiva contra la malaria se
convertiría en otra de las herramientas, y hemos estado tratando de conseguir
esto con las pruebas de la RTS,S", añadió.
En esta fase de pruebas de la RTS,S, los
investigadores también comprobaron que esta vacuna provoca efectos secundarios
similares a los que produce cualquier otra que se inyecta a los bebés, y que
puede suministrarse junto con otras inyecciones.
El estudio de la RTS,S se llevó a cabo con
la colaboración de la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) y la ONG PATH, y contó
con la financiación de la Fundación Bill & Melinda Gates.
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