La Ley de Medicamentos no va a abaratar sino que pronto va a encarecerlos más y a afectar su calidad. En estos momentos en que el sistema de Salud está empeorando día a día necesitaban un pretexto.
Hay mucho de vergonzoso en la aprobación de la Ley de Medicamentos y, lo peor, es que se haya hecho en pleno período electoral, cuando las cabezas de los políticos están calientes y cerradas a cal y canto, además de no escuchar a los voceros de una industria que es un orgullo para los que piensan en este país.
La votación fue prácticamente unánime, pues ninguno de los diputados o los partidos que representan está para que lo acusen de "ser indiferentes", de ser cómplices del abuso, de no tener sensiblería en lo que respecta a la salud de "el pueblo".
Pero la salud del pueblo depende tanto de buenas o malas leyes, como la determina en gran medida la capacidad y la honestidad de los funcionarios o, a la inversa, su ignorancia, falta de escrúpulos y poca honestidad.
En los años transcurridos desde que finalizó la agresión armada hasta la llegada del nuevo Gobierno, mucho se hizo para reconstruir hospitales, clínicas y consultorios, además de mejorar la atención que se brindaba a los pacientes.
El gran impedimento siempre fueron los sindicatos de Salud, que inclusive nunca vacilaron en dejar sin servicio a los enfermos y hasta cerrar nosocomios y centros de atención, con tal de lograr sus demandas. Los peores excesos se dan en el Seguro Social, que se ha vuelto una especie de "Estado dentro del Estado" en el que predominan el nepotismo y la inflada burocracia.
Pero a todos esos males se suma ahora la inexperiencia e incapacidad, que han hecho retroceder el sistema de Salud a los malos tiempos.
Y pruebas de ello abundan, como las teatrales colocaciones de primeras piedras pero no de segundas y terceras y sucesivas piedras, los anuncios de mejoras que nunca se materializan y una inauguración en un hospital, el Zacamil, que está sin medicinas y sin protección contra los cortes de luz eléctrica, que motivó una indignada protesta de sus médicos por la burla que se les hacía.
Los países pobres y, peor todavía, los países que están empobreciéndose en forma acelerada, no tienen recursos para dar todos los servicios, prestaciones y seguridades que la gente requiere; se pasa como el hombre que en una noche fría se arropa con una frazada corta: si se tapa los pies, descubre el torso y viceversa; aquí se cubre espléndidamente el torso de la próspera burocracia mientras se dejan al descubierto las piernas de la pobre gente.
Cuando los recursos son escasos lo esencial es administrarlos en la manera más eficiente posible, buscando ahorrar donde se pueda e ingeniárselas para sacar mucho de lo poquito. Pero dado que los que están al frente del sistema nunca trabajaron en el mundo real, nunca pagaron planillas con su dinero, nunca superaron las crisis y malos momentos que toca a todo productor, el manejo del sistema es deplorable, lo que ocasiona el desastre que sufren los enfermos en este país.
La Ley de Medicamentos no va a abaratar sino que pronto va a encarecerlos más y a afectar su calidad. En estos momentos en que el sistema de Salud está empeorando día a día necesitaban de un pretexto, una cortina de humo: echar a otros la culpa propia, como es ya norma en este Gobierno: "vamos mal por culpa de previos gobiernos…"
elsalvador.com
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