Ni una ni dos veces, comparado con aquellas que no han consumido tabaco nunca, las fumadoras son ocho veces más propensas a sufrir la dilatación de la aorta abdominal, una condición letal si la arteria llega a reventar. Abandonar el hábito tabáquico tiene un efecto beneficioso, aunque este riesgo sólo se reduce a la mitad, según los resultados de una de las múltiples ramas del estudio Women's Health Initiative.
La aorta, la principal arteria del cuerpo, nace en el ventrículo izquierdo y recorre de arriba abajo la caja torácica, atraviesa el diafragma y se introduce en el abdomen donde se bifurca en las arterias iliacas, que siguen su recorrido descendente hacia las piernas. Es la autopista más importante para la sangre, ya que la conduce a todas las partes del cuerpo, excepto a los pulmones. La lesión más frecuente de la porción abdominal es su dilatación o, lo que es lo mismo, un aneurisma.
La triple A (Aneurisma de la Aorta Abdominal) suele ser secundaria a la presencia de aterosclerosis y su principal complicación es la rotura del vaso, que tiene una mortalidad del 90%. Suele ser más frecuente en los hombres pero más letal en las mujeres, y sus principales factores de riesgo son la hipertensión, la edad, el sobrepeso y el tabaco.
Como ocurre con buena parte de las enfermedades, la literatura científica disponible se basa en datos obtenidos en la población masculina y poco se sabe en realidad acerca del AAA en las mujeres. Uno de los objetivos del Women's Health Initiative, un ambicioso proyecto para profundizar en la salud y la enfermedad femeninas, era obtener más datos sobre los aneurismas de aorta.
161.800 mujeres entre 50 y 79 años tomaron parte en el ensayo, que giraba en torno al eje de la
terapia hormonal sustitutiva para la menopausia y cuyas conclusiones causaron un
gran impacto en su día. Entre las participantes se detectaron 467 casos de AAA, "fuertemente asociados con la edad y el consumo de tabaco", señala el estudio publicado en la revista '
British Medical Journal'. Otros factores de riesgo fueron la altura, la hipertensión, el uso de anticolesterolémicos y la enfermedad arterial periférica.
La fuerza de los cigarrillos
Al comparar a las fumadoras, con las ex-fumadoras y con aquellas que nunca habían tenido este vicio comprobaron que el riesgo de sufrir un aneurisma era ocho veces superior para las primeras. Dejar el tabaco mejoraba la situación, aunque en menor medida que lo observado en otras patologías. Las posibilidades de que la aorta abdominal se dilatara bajaban a la mitad tras el abandono.
Estos datos refuerzan la necesidad de lograr que la población femenina deje de fumar, objetivo que debería ser una
"prioridad para la salud pública", según los autores del editorial que acompaña al trabajo, Janet Powell, del Imperial College de Londres, y Paul Norman, de la Universidad de Australia Occidental. Además, invitan a extender las
revisiones periódicas a las que son sometidos los varones fumadores a las féminas que compartan o hayan compartido este hábito.
Pero no todo son malas noticias. La
diabetes parece tener un efecto protector, que ya se había observado en los hombres. La terapia hormonal sustitutiva también resultó ser eficaz en la prevención de esta patología. Las usuarias pasadas o presentes de este tratamiento tenían un 21% menos de posibilidades de desarrollar una AAA en un periodo de cinco años. Estas observaciones requieren más estudios, en opinión de Powell y Norman, que aclaren el posible papel desempeñado por las hormonas sexuales en la génesis del aneurisma de aorta.
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