Las mujeres que quieren tener hijos no deben fijarse solamente en el "reloj biológico" de sus años fértiles, sino también en el ciclo que regula el metabolismo diario, según un estudio del que informó Public Library of Sciences.
La investigación encabezada por Fred Turek, de la Universidad Northwestern, en Illinois, apunta a una vinculación clara entre los trastornos del llamado ritmo o ciclo circadiano y la fisiología reproductiva en las mujeres.
El ritmo circadiano es el período de aproximadamente 24 horas influido por la luz solar sobre el cual opera todo el ciclo biológico del cuerpo humano u otros seres vivos.
Este ritmo regula tanto los ritmos fisiológicos del cuerpo como los ritmos psicológicos con influencia, por ejemplo, en la digestión, el estado de vigilia, el crecimiento y la renovación de las células, o la subida o bajada de la temperatura.
Otros estudios epidemiológicos ya han mostrado que las mujeres que trabajan en turnos nocturnos, como las enfermeras, o las que viajan largas distancias entre el este y el oeste, como las azafatas, tienen problemas menstruales y dificultades reproductivas.
Turek y sus colegas en el Centro para Biología Circadiana y el Sueño, perteneciente al Colegio de Artes y Ciencias de Northwestern, son los primeros investigadores que han demostrado que si se trastorna ambientalmente el ciclo circadiano en ratonas, con cambios repetidos en sus ciclos de luz y oscuridad, aparecen problemas de embarazo.
Los efectos pueden ser enormes: los investigadores encontraron pruebas que indican que el grado de trastorno circadiano puede conectarse con el grado de trastorno en el embarazo.
Las ratonas sujetas a adelantos en el ciclo de luz y oscuridad fueron las que tuvieron los trastornos mayores en el reloj circadiano y las que tuvieron menos embarazos.
En este grupo de animales de laboratorio la tasa de embarazos a término fue de apenas el 22%.
"Nuestros resultados tienen implicaciones importantes para la salud reproductiva de las mujeres que trabajan en turnos de noche, las mujeres que padecen trastornos del sueño y las mujeres cuyo ciclo circadiano está alterado por alguna otra razón", dijo Turek.
Keith Summa, autor del artículo y uno de los investigadores en el laboratorio de Turek, señaló que "si se alteran los ritmos internos habrá consecuencias negativas, y eso es bien claro".
"Nuestras conclusiones indican que las personas deben considerar sus ritmos biológicos para tener una salud óptima", añadió.
El equipo de Turek estudió a tres grupos de ratonas de laboratorio normales que se habían apareado recientemente. El estudio se condujo a lo largo de 21 días, que es la duración típica de la preñez en los ratones.
Un grupo de 12 ratonas se designó como de control y experimentó jornadas normales de 12 horas de luz y otras 12 de oscuridad.
A los otros dos grupos, de 18 ratonas cada uno, también se les sometió a ciclos de 12 horas de luz y 12 de oscuridad.
Pero a uno de estos, el grupo de adelanto, el ciclo de 12 horas de luz se le inició seis horas más temprano cada cinco días, y para el otro grupo, el de retraso, el período de 12 horas de luz se atrasó seis cada cinco días.
Los investigadores observaron a las ratonas durante el período de gestación para contar el número de embarazos a término, y los resultados fueron sorprendentes.
En las ratonas del grupo de control la tasa de embarazos a término fue del 90%. En el grupo de retraso, la tasa de embarazos exitosos fue del 50%, y en las del grupo de adelanto fue de apenas el 22%.
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