Desde 1987, el 31 de mayo
de cada año se celebra el Día Mundial sin Tabaco, que en está ocasión se centra
en denunciar los intentos de la industria para socavar el Convenio Marco para
el Control del Tabaco, aprobado en 2003. El lema de este año denuncia la
"interferencia de la industria" en las estrategias preventivas.
Sin
embargo, hay motivos para festejar, como los espacios libres de humo en casi
toda la región, y la épica lucha de Uruguay .
En América, donde la publicidad y el consumo del tabaco en
espacios públicos están restringidos en la mayoría de los países, el cigarrillo
causa la muerte a un millón de personas al año, según cifras de la Organización
Mundial de la Salud (OMS).
La "interferencia de la industria del tabaco", el
lema de este año, tiene especial interés en Uruguay, el primer país que
enfrentó una demanda contra el Estado por parte de una tabacalera, la poderosa
Philip Morris, que la interpuso en 2010 ante el Ciadi, un tribunal de arbitraje
del Banco Mundial.
El motivo de la demanda fueron medidas como subir los
impuestos a los cigarrillos, prohibir productos etiquetados como
"light" o suave, o exigir que el 80 % de la superficie de las
cajetillas esté dedicado a las advertencias, adoptadas durante el Gobierno de
Tabaré Vázquez, oncólogo del profesión y un enemigo acérrimo del tabaco.
Hasta entonces eran solo las compañías fabricantes de
cigarrillos las demandadas por algunas de las numerosas víctimas del tabaquismo,
que, según la OMS, es la segunda causa de muerte en el mundo, con cerca de seis
millones de fallecidos cada año, de los cuales más de 600.000 son no fumadores
expuestos al humo de tabaco ajeno.
No solo Uruguay ha soportado el embate de las tabacaleras por
las leyes contra el tabaquismo. El año pasado, el Tribunal Constitucional de
Perú declaró improcedente una demanda de la empresa British American Tobacco.
Pese a las medidas contra el tabaco, un producto oriundo de
América que se extendió por el mundo después de la conquista española, en
Uruguay se registró un inesperado incremento del consumo en 2011 y actualmente,
según datos oficiales, un 31 % de los habitantes del país de edades entre 15 y 65
años es fumador.
En Brasil, el consumo del tabaco cayó desde un 34,8 % en 1989
hasta un 14,8 % en 2011, según datos del Ministerio de Salud. México ocupa el
sexto lugar mundial en número de fumadores con 10,9 millones, el 15,9 % de la
población mayor de 15 años, de los cuales 8 millones son hombres y 2,9 millones
mujeres, según un estudio presentado en abril pasado.
Las normas para controlar y prevenir el consumo de tabaco en
Venezuela han logrado que entre 1999 y este año se reduzca de 32 % a 17 % la
prevalencia en personas mayores de 15 años.
Desafíos
Según la OMS, a menos que se actúe, el tabaco matará hasta 8
millones de personas en 2030, de las cuales más del 80 % vivirá en países de
bajos y medianos ingresos, como son los de América Latina.
Actualmente hay 1.100 millones de fumadores en el mundo, con
una tendencia al aumento del número de mujeres jóvenes consumidoras de tabaco
en regiones como Latinoamérica, Europa y partes de Asia, precisó este miércoles
el experto de la OMS Armando Peruga.
En América Latina solo dos países, República Dominicana y
Colombia, no han suscrito el Convenio Marco para el Control del Tabaco (2003) y
la mayoría de los firmantes ya lo han ratificado, de acuerdo con datos de la
organización de la ONU para la salud.
En El Salvador, uno de los que tienen pendiente la
ratificación, uno de los graves problemas es que el 34 % de los niños de 13 a
15 años "ya fumaba o fumó" y la mitad de ellos comenzó a fumar a los
10 años, de acuerdo con Eduardo Ortiz, funcionario de la Organización
Panamericana de la Salud (OPS).
Si bien ya está prohibido fumar en cines, colegios, teatros,
oficinas y supermercados en la mayoría de América Latina, todavía hay
resquicios en las leyes, por los cuales se permite fumar en espacios reservados
dentro de los lugares públicos, algo con lo que quieren acabar en Chile, donde
se discute agregar a la Ley del Tabaco artículos "draconianos".
Se busca eliminar los lugares especiales para fumadores en
restaurantes y bares y hasta prohibir fumar en las plazas públicas, lo
contrario de lo que acaba de suceder en Nueva York, donde la presión ejercida
por grupos de activistas que defienden los derechos de los fumadores ha puesto
en suspenso la prohibición de fumar en parques públicos, piscinas, playas y lugares
históricos.
No obstante, en muchos países latinoamericanos, como es el
caso de Paraguay, existen deficiencias para aplicar los controles pertinentes
debido a la falta de reglamentación de las normativas anti-tabaco, como la
especificación de multas.
En Puerto Rico, la violación de la Ley del Tabaco puede
acarrear multas administrativas de hasta 250 dólares, mucho menos que en
Panamá, donde aquellos que fumen en espacios públicos cerrados se arriesgan a
sanciones que van desde los 5.000 a los 100.000 dólares.
En Argentina está prohibido incluso hasta el denominado
"cigarrillo electrónico" por considerar las autoridades que no es un
método seguro y eficaz para dejar de fumar.
"Todos tenemos que aliarnos en esta batalla contra la
interferencia de la industria tabacalera" y rechazar "terminantemente
sus intentos de intimidación y sus sucias artimañas", declaró el director
de la Iniciativa Libre de Tabaco de la OMS, Douglas Bettcher, con motivo del
Día Mundial sin Tabaco.
El "vicio" de fumar cuesta a la economía mundial
200.000 millones de dólares al año, según la organización internacional. Para
un país pequeño como Costa Rica, según el Gobierno, el coste es de unos 140
millones de dólares anuales. Los números hablan por sí solos.
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