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La
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha descrito cuatro medidas
fundamentales que los países pueden adoptar para prevenir las hepatitis B y C
en los consumidores de drogas inyectables. Se calcula que hay en el mundo
unos 16 millones de consumidores de drogas inyectables, y 10 millones de
ellos están infectados con el virus de la hepatitis C; otros 1,2 millones lo
están con el virus de la hepatitis B.
Muchos
drogadictos no pueden conseguir jeringas estériles; en algunos países, por
ejemplo, es ilegal distribuir o poseer jeringas para fines que no sean
médicos. El riesgo de contraer la hepatitis vírica y la infección por el VIH
aparece cuando las personas comparten jeringas y agujas. El material de
inyección usado conserva restos de sangre; si esta contiene el VIH u otros
virus como los de la hepatitis, otra persona que use la jeringa o aguja puede
infectarse.
Muchos
países han implantado programas para reducir la infección por el VIH en los
consumidores de drogas inyectables. “La mayoría de las intervenciones para
prevenir la transmisión del VIH en los consumidores de drogas inyectables son
prácticamente las mismas que previenen las hepatitis víricas B y C”, explica
el doctor Gottfried Hirnschall, Director del Departamento del VIH/sida de la
OMS. “Por ende, es lógico reducir el riesgo de ambas infecciones si la
prevención, la asistencia y el tratamiento de las hepatitis víricas se
vincula con los de la infección por el VIH”.
La
hepatitis es una inflamación del hígado. En conjunto, la hepatitis B y la C
son la causa más común de cirrosis hepática y cáncer del hígado. La hepatitis
vírica en una persona infectada por el VIH progresa con más rapidez a causa
del debilitamiento del sistema inmunitario y causa más trastornos de origen
hepático que en las personas que no padecen dicha infección.
La OMS
recomienda:
“Los
países que han aplicado un método de salud pública al consumo de drogas
inyectables y la infección por el VIH han obtenido los mejores resultados en
la lucha contra la epidemia de esta última. Tenemos que hacer lo mismo con
respecto a la hepatitis”, comenta la doctora Jacqueline Ying-Ru, del
Departamento de VIH/sida de la OMS.
Las nuevas
directrices de base científica están destinadas a funcionarios salubristas,
directores de programas de control de la infección por el VIH, de la
farmacodependencia o de limitación de daños, la sociedad civil y el personal
sanitario en los países de ingresos bajos y medianos. Se han concebido de
manera tal que puedan ser adaptadas y aplicadas con arreglo a las situaciones
y necesidades locales.
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