El estilo de vida sedentario es una causa común para la obesidad y, a su
vez, el exceso de peso y grasa corporal se consideran catalizadores para la
diabetes, la hipertensión, el daño de las articulaciones y otros problemas
graves de salud. ¿Se debería entonces tratar a la inactividad física como una
enfermedad? El Dr. Michael Joyner, experto de la Clínica Mayo, argumenta que
sí.
La inactividad física afecta la salud, no sólo de muchos pacientes obesos, sino
también de personas con peso normal, tales como los
empleados de oficina, los pacientes inmovilizados durante períodos largos por
una lesión o cirugía, y las mujeres que deben tener reposo en cama prolongado
durante el embarazo, dice el Dr. Joyner, en un artículo publicado por Su
comentario aparece la revista médica especializada The Journal of Physiology.
La inactividad física prolongada puede hacer que uno pierda el estado
físico y presente amplios cambios estructurales y metabólicos, por ejemplo: aumento excesivo de la frecuencia cardíaca al realizar alguna
actividad física, atrofia ósea o muscular, mengua en el rendimiento físico y
menos volumen sanguíneo.
Cuando las personas con mal estado físico intentan hacer ejercicio, se
cansan más rápido y sienten mareos y otras molestias, por lo que dejan de
intentarlo y descubren que el problema empeora en lugar de
mejorar.
LA OPINION. "Mi argumento es que la
inactividad física es la raíz de muchos de los problemas comunes que
actualmente enfrentamos", comenta el Dr. Joyner.
"Si se la convirtiese en una enfermedad, igual que ocurrió con las
adicciones, los cigarrillos y demás, se podría
desarrollar algún tratamiento, así como terapias de por vida enfocadas
en modificar el comportamiento y la actividad física. Entonces, sería posible
tomar medidas para la salud pública, como ocurrió con el tabaquismo, la conducción en estado de embriaguez y otras cosas,
a fin de restringir la inactividad física
y promover la actividad física".
Varias enfermedades crónicas se
vinculan con la incapacidad de hacer ejercicio, entre ellas, la
fibromialgia, el síndrome de cansancio crónico y el síndrome de taquicardia
ortostática postural, que también se conoce como STOP y consiste en un síndrome
marcado por una frecuencia cardíaca excesiva al ponerse de pie o llegar a un
determinado nivel de ejercicio. Lo más frecuente es recetar un medicamento en
lugar de ejercicio progresivo, señala el Dr. Joyner.
Los investigadores del Hospital Presbiteriano de Salud de Texas en Dallas y
del Centro Médico Suroccidental de la Universidad of Texas descubrieron que el entrenamiento físico durante tres meses es capaz de revertir muchos
síntomas del síndrome de taquicardia ortostática postural.
Dicho estudio les ofrece esperanza a estos pacientes y muestra a los
médicos que deberían considerar recetar ejercicio controlado antes de
medicamentos, explica el Dr. Joyner.
CONCLUSIÓN IMPORTANTE. Si la
inactividad física se tratara como una enfermedad en lugar de simplemente la
causa o consecuencia de otras afecciones, los médicos podrían tener más
consciencia sobre la importancia de recetar ejercicio guiado, y entonces se
desarrollarían otros programas formales de rehabilitación que incluyan terapia cognitiva
y conductual, acota el Dr. Joyner.
El Dr. Joyner recomienda que quienes llevan una vida sedentaria e intentan
hacer ejercicio, lo hagan de manera lenta y progresiva. "No se trata de
lanzarse de nuevo a la pista e intentar entrenar para una maratón; se empieza
con metas alcanzables y se avanza poco a poco", añade.
No es necesario inscribirse en un gimnasio ni tener un entrenador personal, sino hacer la máxima cantidad de actividad posible en la vida
diaria. Caminar aunque sólo sea 10 minutos tres veces al día puede ayudar mucho
para llegar a los 150 minutos semanales de actividad física moderada que un
adulto normal necesita, concluye el Dr. Joyner. (Fuente: Mayo Clinic).
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