María
tenía 12 semanas de embarazo cuando recibió su primera sesión de hemodiálisis
en el hospital Rosales, una terapia que sustituye parte de la función de los
riñones.
Fue el
21 de abril, tras algunos años de intentar concebir un hijo, que recibió la
noticia de que sería madre.
Ella
llevaba un poco más de dos años de estar en tratamiento con medicamentos para
evitar que la lesión detectada en sus riñones progresara. "Ahora que estoy
embarazada es que me subió más la creatinina; (los médicos) me dijeron que si
no me hacían la hemodiálisis había riesgo de que me fuera subiendo más y que mi
niño no llegara a termino", comentó María, de 33 años.
Tres
meses después de saber de su embarazo, el 24 de julio, la joven empezó su
sesión. Las primeras veces tenía temor que a su hijo le sucediera algo; son
cuatro horas, los días martes y viernes, los que pasa conectada a la máquina
que le limpia los tóxicos del cuerpo. Casi dos meses después, María confía en
que todo saldrá bien.
Ella
recuerda que consultó por primera vez porque se le inflamaron las piernas, en
el Zacamil le realizaron una serie de exámenes entre ellos una biopsia renal y
así le descubrieron el problema. A ella le detectaron glomerulopatía, un daño
en el órgano. "Me quedé en tratamiento con medicamento para no botar
proteínas".
Su
embarazo marcha bien, lleva más de 20 semanas de gestación.
Se
estima que el año pasado atendieron a más de mil embarazadas con algún daño
renal, entre ellas la glomerulopatía.
Estudio
Entre
agosto de 2010 y agosto de este año identificaron a 41 embarazadas con
glomerulopatía, la misma enfermedad renal que padece María.
Se
trata de una afección que afecta el desarrollo del bebé; entre más temprano sea
identificada y tratada, mejor será el pronóstico para el niño.
"Lo
que significa es que la incidencia y prevalencia de la enfermedad renal es alta
y debe tratarse de detectar temprano", comentó Roberto Ticas, nefrólogo
del hospital de Maternidad.
A estas
mujeres se les encontró proteínas en la orina, un indicador del daño en el
riñón. "Tener proteínas en la orina durante el embarazo es
peligroso", manifestó Ticas. Entre más proteínas tiene una mujer, el parto
puede ser más temprano.
Los
especialistas de Maternidad desarrollaron una investigación para determinar
cómo influye la enfermedad renal en el pronóstico de los niños y la madre.
De las
41 pacientes registradas con daño en el riñón, identificaron a 19 con síndrome
nefrótico, es decir que la pérdida de proteínas es mayor a 3.5 gramos en 24
horas y a 22 con el síndrome no nefrótico, en este caso, la pérdida de
proteínas es menor.
Entre
más pierden proteínas, el deterioro en el binomio madre e hijo es mayor. Puede
causar retardo en el crecimiento uterino, bajo peso, aborto y prematurez, y en
la madre desnutrición y enfermedad renal crónica.
La
mayoría de las pacientes incluidas en la indagación proceden de los
departamentos de San Salvador y Cuscatlán. La edad del embarazo en el que se
diagnosticó el síndrome no nefrótico fue a las 27 semanas y en el otro grupo a
las 28.
A estas
embarazadas se les detecta la enfermedad por medio de una biopsia renal, luego
que el Servicio de Alto Riesgo de Maternidad descarte preeclampsia, elevación
de la presión arterial.
El
funcionamiento renal en las mujeres que perdían más de 3.5 grados de proteínas
era del 72 por ciento, y en los otros del 89.
Los
médicos suministraron esteroides a las mujeres con el síndrome nefrótico; en
estos casos, los bebés nacieron a las 38 semanas de gestación, mientras que las
pacientes que no recibieron ese producto tuvieron sus bebés a las 33 semanas.
El
número de bebés que nacieron en mejores condiciones fue mayor en aquellos en
los que la madre recibió los esteroides.
El 20
por ciento de todas de las mujeres quedaron con cierta deficiencia en sus
órganos. "Debemos alertar a las mujeres embarazadas para que vayan a sus
controles prenatales y se les determine la creatinina y el grado de
proteinuria, porque de eso va a depender el pronóstico de los niños", dijo
el nefrólogo.
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