Pero ¿las vacunas obtenidas mediante ingeniería
genética conllevan menos riesgos? El estudio que se describe a continuación
contesta a algunas de las preguntas que todavía no tienen una respuesta clara
sobre los efectos en la salud de dichas vacunas, entre la que
está Gardasil, vacuna del papiloma.
De un total de 16 muestras recibidas de Australia,
Bulgaria, Francia, India, Nueva Zelanda, Polonia, España, Rusia y los
Estados Unidos, se encontraron que contenían fragmentos de ADN del gen L1 del
VPH-18 o de ADN del gen L1 del VPH-11 o una mezcla de ambos en 15 de ellas.
Después de la presentación del artículo, también se encontraron fragmentos del
VPH-16-L1 utilizando un protocolo especial, señala Lee en su informe.
El científico ha declarado que “aunque la Agencia de
Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) anunciase
recientemente que Gardasil contiene fragmentos específicos de ADN del gen L1
del VPH, las características físicas de estos fragmentos de ADN del VPH en el
producto final de la vacuna no han sido aisladas”.
Lee presentó evidencias experimentales para afirmar que
el mecanismo de unión entre el ADN del gen L1 del VPH y las nanopartículas
del AAHS presentes en Gardasil se realiza a través de un intercambio por
el que se ligan los fosfatos con los grupos hidroxilos, independientemente de
las fuerzas electrostáticas. Cuando el aluminio interactúa con los fragmentos
de ADN, el punto de enlace de aluminio se realiza en los grupos fosfato de las
cadenas de ADN, que es la espina dorsal de los esqueletos de ADN.
Si la unión entre el ADN y el aluminio fuera de carácter
electrostático, sería algo muy similar a cuando se frota un globo hasta que la
electricidad estática acumulada en el globo permite que éste quede pegado
contra una pared. Cuando pierde la electricidad estática, entonces cae. Es
lo mismo que ocurre en la vacuna, en la unión electrostática entre el antígeno
y el adyuvante. Una vez que se inyecta la vacuna, el pH del que la recibe
reduce la atracción electrostática haciendo que el antígeno y el adyuvante
se separen uno de otro.
Pero si la unión entre el ADN y el aluminio es de
carácter químico, entonces es como utilizar una gota de pegamento para sujetar
el globo a la pared. En este caso, la unión se mantendrá intacta.
El investigador concluye:
“Los efectos a corto y largo plazo por la presencia de
los fragmentos residuales del ADN del gen L1 del VPH o ADN del plásmido, si la
unión es química entre el aluminio y las nanopartículas de AAHS,
produciría un nuevo compuesto y por lo tanto requería de una investigación
adicional”.
La respuesta de la FDA es una declaración sin
referencias que la respalde:
“La tecnología recombinante se ha usado durante años en
la fabricación de medicamentos. Gardasil contiene fragmentos específicos de ADN
del gen L1 del VPH. Esto era de esperar, ya que el ADN que codifica el gen L1
del VPH se utiliza en el proceso de fabricación de vacunas para producir
partículas similares al virus. La presencia de estos fragmentos de ADN
son inevitables en la producción de vacunas yno supone ningún
riesgo para los receptores de las mismas, no resultan perjudiciales y este
ADN no supone ningún contaminante”.
Como se puede ver claramente, no hay ninguna
mención a que estos fragmentos se puedan unir al aluminio
utilizado como adyuvante. SaneVax, así como muchos científicos y médicos
de todo el mundo, creen que este “pequeño” detalle no debe ser
ignorado. Si este ingrediente es de hecho un componente inevitable de la
tecnología recombinante, debemos saber durante cuánto tiempo y en qué
circunstancias se ha probado su seguridad.
Por: Miguel Jara.
Comentarios
Publicar un comentario