Es posible que mientras lees mensajes en tu
dispositivo móvil o realizas cualquier actividad con tu celular,
mantengas la cabeza inclinada y los hombros encorvados.
Aunque no te hayas percatado, esa postura que
mantienes al revisar tu Blackberry o tu Smartphone te puede estar causando
dolor.
Para los fisioterapeutas, las jaquecas, el dolor en
cuello y hombros se denomina: “dolor por mensajes de texto”. De acuerdo con el
doctor Dean Fishman (de Estados Unidos), este también es un problema
ocasionado por los videojuegos y por el uso de correos electrónicos. La cabeza
de un humano ejerce una presión promedio de 4.5 kilogramos sobre la espina
dorsal en posición neutral. Por cada pulgada que se incline la cabeza hacia
adelante, dicha presión se duplica. De esta forma, si sostienes el teléfono
sobre tu regazo, el cuello debe soportar una presión de alrededor de 10 o 15
kilos. Toda esa presión adicional fuerza la espina dorsal y puede ocasionar que
se desalinee. Esto puede ocasionar dolores de cuello, espalda y de cabeza,
inclusive problemas gastrointestinales. CNN.COM
Estadísticas
De acuerdo con la Fundación de la Familia Kaiser, los
adolescentes entre ocho y 18 años dedican en promedio siete horas y media al
día al uso de “medios de entretenimiento”.
Recomendación
Los especialistas recomiendan que se mueva el cuello y
se giren los hombros. Levantarse cada 20 minutos para mejorar el flujo
sanguíneo y evitar dolores.
Demasiada información
perjudica el sueño
El síndrome de fatiga informativa puede afectar a la
cantidad y calidad del sueño. De acuerdo con la Unidad de Alteraciones de Sueño
del Instituto Dexeus (Barcelona), este síndrome se refiere al efecto negativo
que tiene la sobre información como fuente de estrés para el cerebro.
Esta sobre información repercute en la calidad del
descanso (sueño), algo que es tan fundamental como comer o beber. Según Eduardo
Estevil, responsable de esta unidad, todo tipo de información puede causar este
síndrome no solo las malas noticias. Este síndrome puede afectar a todas las personas
y de todas las edades, inclusive, a niños y adolescentes, cuya tensión y
confusión los puede hacer perder el sueño.
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