¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Desarrolle, proteja y entienda su cerebro con la lectura


Leer es una acción diaria para muchos: el recibo del banco que afirma que el crédito está en mora, las notas al pie de página del profesor que advierten que el hijo no va bien en clases, el periódico y sus malas noticias, las recetas de cocina para hacer de la vida un mejor sabor, entre otras. ¿Pero cómo funciona el mecanismo de la lectura en el cerebro humano?
No es fácil decirlo, pero el neurólogo y neurofisiólogo Luis Ernesto González Sánchez explica cómo es el mecanismo de la lectura dentro del cerebro, y qué partes se activan en él.
Y agrega que lo ideal sería que el salvadoreño fuese un gran lector de cualquier tipo de literatura. Y debería ser el país número uno en la región centroamericana en materia de leer libros.
Lo importante es leer, porque "mientras más leamos más se amplían las facultades del cerebro, hay más conexiones entre neuronas (a esta función se le conoce con el nombre de 'sinapsis'). Estas aumentan la capacidad de aprender más y esto aumenta la capacidad de adquirir más información de mayor complejidad —y finalmente— esto capacita al individuo para incursionar en tareas cada vez más complejas", detalla González como preámbulo de la importancia de leer para estimular el seso.
"La lectura es un importante estimulo en el desarrollo del cerebro izquierdo", ya que es el hemisferio izquierdo la parte que reconoce el conjunto de grafías, letras, frases, lo que se aplica tanto en el habla, la escritura, la lógica, etc.", puntualiza el neurólogo.
"Cuando un individuo ve un elemento gráfico este llega primero por la visión (nervio óptico) a ambas partes posteriores del cerebro. Esta región se conoce como región occipital.
Luego, la información es transportada por conexiones al hemisferio izquierdo, especialmente en la región conocida como giro angular, la que conecta el lóbulo occipital, temporal y parietal. Ahí se forma una especie de base de datos del lenguaje escrito.
González afirma que lo aprendido durante la formación lingüística de los seres humanos se registra en la memoria —a corto, mediano y largo plazo y en forma de archivos— . Pero el conocimiento también depende de la genética heredada en materia de memoria, de los intereses del individuo y de la cantidad de información que almacene a partir de la atención y de la capacidad neuronal.
Entre más se lea el cerebro almacenará más información y entre más información se almacena "más conexiones sinápticas entre las neuronas se activarán", y cuando esto sucede "más capacidad de adquirir información habrá en el cerebro", explica el especialista. De allí que ser una Enciclopedia Británica no es un imposible para el ser humano.
Asimismo, afirma que el desarrollo del cerebro es un proceso lento, porque esto "está vinculado a la repetición, a los hábitos permanentes de lectura. Los cambios cerebrales de la mano de la lectura no se adquieren por leer una vez, sino por un estilo de vida que involucra muchos años".
El especialista también hace hincapié en que la intelectualidad o cociente intelectual "no es atributo de la lectura", pues se hereda de los padres y se forma con hábitos como el desarrollo matemático, lógica, lingüística, resolución de problemas, aprendizaje de un idioma nuevo, lectura y escritura, entre otros.
Hasta el momento no hay certeza sobre si la lectura cura algún tipo de enfermedad o lesión cerebral. En pacientes con Alzheimer, sin embargo, al ser tratados a tiempo y vinculando la lectura responden satisfactoriamente y tienen una mejor calidad de vida que los pacientes que no leen o son analfabetas, esto debido a lo mencionado anteriormente: las conexiones sinápticas entre neuronas a la hora de leer y registrar el conocimiento.
Las conexiones sinápticas son las primeras que ataca el Alzheimer. Esto no sucede con personas que no leen o son analfabetas, por ello se vuelve más difícil detectar la enfermedad, según el doctor.
"Un cerebro activo no sólo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la respuesta. Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual, estimulando nuestras neuronas. La lectura también genera temas de conversación, lo que facilita la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto clave para mantener nuestro cerebro ejercitado", publicó recientemente la Sociedad Española de Neurología (SEN) en un artículo.
Caudal cognitivo
Las voces de la SEN hablan de "reservas cognitivas", lo que puede definirse como "la capacidad cognitiva e intelectual que una persona ha logrado acumular en su vida mediante sus conocimientos culturales, estudios académicos, participación en actividades intelectuales y de esparcimiento (la lectura, la escritura, aprender idiomas, los juegos de mesa, pasatiempos, etc.), según la Enciclopedia de Salud y Dietética y Psicología.
"Desde el punto de vista de la neurología, el concepto de reserva cognitiva ha cobrado una gran importancia, no solo porque se ha visto que existe una relación directa entre la misma y el buen funcionamiento cognitivo y ejecutivo de nuestro cerebro cuando envejecemos, sino porque se ha demostrado que es un factor protector ante los síntomas clínicos de las enfermedades neurodegenerativas", sostiene el coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN, Dr. Guillermo García Ribas.
Para el especialista español , la reserva cognitiva permite que el cerebro se resguarde de los daños causados por ciertas patologías.
La SEN menciona dos grupos en los que la lectura debe ser vital: en la niñez y en la tercera edad. En el primero porque es una etapa idónea para inculcar un hábito, mientras que en el segundo es necesario mantener al cerebro en constante ejercicio.
Aunque González puntualiza que lo ideal es ser un lector en cualquier tiempo de la vida, ya que el desarrollo del cerebro de la mano de la lectura es "un estilo de vida que involucra muchos años" de trabajo.
Fuente:elsalvador.com

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