Cada año, entre 5.000 y 15.000 personas en mueren Alemania a consecuencia de la gripe. Los grupos con mayor riesgo son las mujeres embarazadas, los niños pequeños y los enfermos crónicos. Aunque en general se considera que la vacuna antigripal estacional constituye la mejor protección contra la enfermedad, también existen estudios críticos al respecto.
Es por ello que el Comité Permanente de Vacunación Alemán (Stiko) recomienda la vacuna contra la influenza a todas las embarazadas (a partir del cuarto mes), a los mayores de 60 años y a los enfermos crónicos. Entre las enfermedades que presentan un mayor riesgo debido a la gripe estacional se incluyen: enfermedades cardiovasculares, hepáticas o renales, enfermedades respiratorias (incluyendo al asma), enfermedades metabólicas como la diabetes, enfermedades neurológicas crónicas como la EM, inmunodeficiencias congénitas y adquiridas e infecciones por el VIH. Según el Stiko, la vacuna debe administrarse en lo posible en octubre o noviembre (antes de la temporada de gripe), ya que el cuerpo requiere de unas dos semanas para conseguir una protección completa.
Tecnologías de vacunación: tradicional versus moderna
En la producción tradicional de la vacuna basada en huevos de gallina se utilizan mezclas “reasortantes” entre una cepa viral que se reproduce de forma adecuada y la nueva cepa del virus recomendado, pues de otro modo el rendimiento no sería suficiente. En cambio, en la tecnología vero-cell se utiliza el virus natural: el virus original estacional de la gripe, con todas las proteínas externas e internas que el virus presenta en estado natural. “La experiencia demuestra que no es posible obtener buenos reasortantes con las características de crecimiento adecuadas con todas las cepas virales recomendadas. Y eso podría causar escasez de la vacuna. Los reasortantes a veces no se corresponden inmunológicamente por completo con el virus original, lo que podría producir una respuesta inmune deficiente en las personas”, explica el Dr. Herwig Kollaritsch, director de la Unidad de Epidemiología y Medicina de Viajes en el
Instituto para Profilaxis Específica y Medicina Tropical de la Universidad Médica de Viena.
Su conclusión: “Tanto las pandemias como las epidemias estacionales de influenza demandan una disponibilidad rápida y fiable de vacunas con buena tolerancia, alta inmunogenicidad y protección cruzada, también contra cepas mutadas. Con la producción convencional de vacunas, basada en los huevos de gallina, no resulta posible satisfacer estos requerimientos.”
Recorriendo nuevos caminos
Los virus HPAI (highly pathogenic avian influenza) como el H5N1 resultan particularmente problemáticos en este sentido. “Las aves infectadas presentan una mortalidad de hasta el 100%, lo que significa que no hay gallinas ni huevos, y por ende resulta imposible una producción convencional de vacunas, basada en los huevos”, advierte Kollaritsch. Por ello existe el potencial para nuevas tecnologías. “En la tecnología vero-cell, los virus se reproducen en una línea celular continua de mamíferos, lo que asegura un alto rendimiento viral.” La línea celular empleada se derivó en la década de 1960 de células renales del cercopiteco verde, una especie africana de mono. Como se trata de un sistema de producción cerrado, se puede omitir el uso de antibióticos, al contrario que en la producción con huevos de gallina.
Las principales ventajas de la nueva tecnología
- Las vacunas producidas con culturas vero-cell no contienen ningún componente proteico procedente de huevos.
- Se utilizan virus existentes en la naturaleza, de modo que la vacuna contiene material viral en su composición natural.
- Gracias a la tecnología vero-cell, el intervalo de tiempo entre el comienzo de la preparación de la vacuna y la entrega se reduce de 22 a solamente doce semanas.
Actualmente ya se ha obtenido una homologación para una vacuna H5N1, producida mediante la más moderna tecnología vero-cell, que es altamente eficaz y bien tolerada.
Estudio escocés sobre el programa de vacunación contra H1N1
Un estudio de cohortes escocés de la Universidad de Edimburgo, dirigido por el Prof. Alex Simpson y publicado en septiembre de 2012 en The Lancet, examinó el efecto de la vacunación antigripal sobre la población de este país. Entre el 21 de octubre de 2009 y el 31 de enero de 2010 se vacunó alrededor del 15% (38.296) de enfermos de gripe mientras que el 85% restante (208.882 personas) no recibió la vacuna. De las personas no vacunadas, fue preciso ingresar a 5.207 en el servicio de urgencias de diversos hospitales y 597 murieron. En el grupo que recibió la vacuna hubo 924 hospitalizaciones y 71 muertes. La eficacia de la vacuna contra H1N1 en la prevención de ingresos hospitalarios fue del 19,5%. El estudio expuso que, gracias a la vacunación contra la gripe, durante la pandemia de 2009/2010 en Escocia se pudo evitar el 77% de las infecciones de influenza confirmadas por laboratorio.
La vacuna antigripal vista desde un punto de vista crítico
Por el contrario,
un reciente metaanálisis de la Universidad de Minnesota (UM), que se publicó en The Lancet, señaló que en especial los mayores de 65 años no se beneficiaron tanto como se suele creer. El director del estudio, Michael Osterholm, del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la UM, y sus colaboradores analizaron 5.707 artículos publicados entre 1967 y febrero de 2011 así como 31 estudios (17 aleatorizados y 14 de observación). Se estudiaron vacunas trivalentes inactivas (TIV) y vacunas vivas atenuadas (LAIV) contra la influenza. “Encontramos que, en comparación con otras vacunas de uso habitual, las vacunas que se emplean actualmente contra la gripe ofrecen un nivel de protección bastante más bajo.”
Si bien es cierto que la vacuna existente contra la gripe desempeña algún papel en la reducción de la rasa de mortalidad, simula la protección y obstruye el desarrollo de otras vacunas realmente eficaces o de medidas de protección contra la patología. Por otro lado, Osterholm sostiene que la vacuna contra la gripe debería presentar una eficacia del 85-95% en todos los grupos de edades. “La vacuna tiene un efecto positivo en especial en jóvenes y adultos”, dice la viróloga Terese Popow-Kraupp de la Universidad Médica de Viena. “En el mejor de los casos, se puede impedir entre el 70 y el 80% de las infecciones.”
Sacar las conclusiones correctas
“Lo más importante al evaluar un estudio sobre la eficacia de las vacunas contra la gripe es la definición del punto final del estudio”, explica Redlberger. En un estudio sobre la eficacia de la vacuna contra la influenza se deben comparar los casos de gripe confirmados por laboratorio entre la población vacunada y la que no recibió la vacuna. Pero no tiene sentido comparar la eficacia de la vacuna en función del número de infecciones gripales o de las visitas al médico, ya que la vacuna contra la influenza sólo previene contra dicha enfermedad, pero no contra cualquier infección gripal o contra las visitas al médico debidas a causas diversas.
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