Se estima
que la mitad de las mujeres tendrán un problema de incontinencia en algún
momento de su vida. Este trastorno se asocia con un escape involuntario de la
orina que genera un importante impacto sobre la calidad de vida del paciente.
Además de un problema higiénico, la incontinencia representa en la mujer un
serio condicionante para sus relaciones laborales, sociales y afectivas.
Tal y
como señala el presidente de la AEU, doctor Humberto Villavicencio, “la
incontinencia de orina se puede presentar a cualquier edad y afecta a ambos
sexos. Muchos de estos pacientes ocultan su enfermedad por temor al rechazo
social a causa de un problema que hoy tiene solución. Por lo que es importante
que hagamos llegar a la población el mensaje de que existen tratamiento
adecuados individualizados para cada paciente, y que lo importante es acudir al
urólogo para tener un diagnóstico correcto del tipo de incontinencia que se
sufre y actuar en consecuencia”.
Botox, nueva
herramienta terapéutica
El empleo
del botox, más conocido como toxina botulínica está actualmente incluido en las
guías de la Asociación Europea de Urología (EAU) con un grado máximo de
recomendación como tratamiento eficaz y mínimamente invasivo para reducir la
hiperactividad del músculo detrusor (pared de la vejiga que se contrae en el
momento de la micción para extraer la orina, y que está relajado cuando esto no
sucede para permitir que la vejiga se llene). Sin embargo, este experto matiza
que “se trata de una alternativa de segunda línea, que hay que utilizar cuando
han fracasado otras opciones farmacológicas. De todos modos es una herramienta
a tener en cuenta y que se está incorporando al arsenal terapéutico, teniendo
en cuenta factores como la comorbilidad, la gravedad del trastorno, los
síntomas y la afectación de la calidad de vida”.
La toxina
botulínica es un neuromodulador que inhibe la contracción del músculo de la
vejiga. Según explica el doctor Esteban, “el tratamiento se administra a través
de una inyección, bien en la vejiga, para paralizar el músculo detrusor
temporalmente, o bien en el esfínter para facilitar la salida de la orina. Sus
efectos pueden traducirse en beneficios sobre los síntomas de vejiga
hiperactiva, incluyendo la urgencia en la micción”.
Tipos de
incontinencia
Según cómo
se producen las pérdidas de orina se conocen dos tipos de incontinencia: la de
esfuerzo y la de urgencia. “En el llenado de la vejiga se genera, en ocasiones,
contracciones no deseadas acompañadas de sensación de urgencia o imperiosidad
para orinar, lo que se conoce como ‘vejiga hiperactiva’. Pero también se puede
producir un fracaso en las estructuras anatómicas que retienen la orina, y los
escapes se suceden en el momento de aumentar la presión abdominal (tos, risa,
estornudos, coger pesos, etc…)”, explica este experto.
El doctor
Esteban subraya que la incontinencia urinaria no es una enfermedad en sí misma,
sino un problema que responde a varios factores. “Las causas que están detrás
de un escape involuntario de orina -añade- varían mucho dependiendo de la
edad”. En la mujer joven, el embarazo y el parto constituyen la principal causa
del debilitamiento del suelo pélvico. Ya en la edad madura (entre los 45-60
años), la más frecuente es la incontinencia de esfuerzo. “En estos casos, la
afectada presenta una uretra incompetente asociada siempre a un suelo pélvico
que ha perdido el tono que tenía en la juventud. Lo que está directamente
relacionado a su vez con el descenso hormonal ligado a la menopausia”, señala
el doctor Esteban.
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