Automedicación y Uso Indiscriminado de Antibióticos en Centroamérica.

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  ¿Qué es la automedicación? La automedicación es el consumo de medicamentos sin la orientación de un profesional de salud. En el caso de los antibióticos, este problema es aún más preocupante, ya que su mal uso puede generar resistencia bacteriana y hacer que las infecciones sean más difíciles de tratar. Causas de la Automedicación en la Región Acceso sin receta: En muchos países de Centroamérica, los antibióticos pueden adquirirse sin receta médica, facilitando su uso inadecuado. Falta de educación sanitaria: La población no siempre conoce los riesgos de consumir antibióticos sin indicación médica. Costos de atención médica: Las consultas médicas pueden ser costosas o difíciles de conseguir, lo que lleva a las personas a recurrir a la automedicación. Recomendaciones de familiares o conocidos: Es común que las personas tomen antibióticos porque alguien cercano los usó para un síntoma similar. Consecuencias del Uso Indiscriminado de Antibióticos Resistencia antimicro...

El exceso de medicamentos y estudios puede ser nocivo

 Hacerle un hemograma a todo el mundo? ¿Pedirle un control del colesterol todos los años a una persona joven?”. La médica Karin Kopitowski, jefa del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires, forma parte de una corriente –o contracorriente, se podría decir– que impulsa un nuevo paradigma sobre la prevención de enfermedades y el cuidado de la salud.
Ante el exceso de medicalización y la abundancia de estudios complementarios, las sociedades científicas llaman a hacerse sólo los realmente necesarios y convenientes. Una de las iniciativas más fuertes es la de la Fundación Estadounidense de Medicina Interna (ABIM), que lanzó la campaña “Elegir sabiamente”, en la cual propone a pacientes y médicos “pensar y hablar sobre los tests innecesarios”. Con la participación de otras instituciones, como la Academia Estadounidense de Cardiología y la Academia Estadounidense de Radiología, reunieron decenas de ítems para que, por ejemplo, se sepa cuándo se necesita una colonoscopia y cuándo no.
Entre otros puntos que algunos consideran “revolucionarios”, se sugiere que un electrocardiograma o ergometría se indique solamente en personas con síntomas –falta de aire, palpitaciones, dolor de pecho–, o con alto riesgo por antecedentes familiares cardíacos. En la mujer, se aconseja hacerse el test del PAP no antes de los 21 y hasta los 65 años, si los resultados son normales; en el hombre, la Sociedad Americana de Urología indica que el rastreo del antígeno prostático (PSA) debería ser “optativo” entre los 55 y los 69 años, de acuerdo con la decisión del paciente informado acerca de los beneficios y los daños.
Las revistas científicas se sumaron a la corriente.
Tanto la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) como la Asociación Médica Británica (BMJ) lanzaron campañas para tomar conciencia sobre los riesgos del abuso de medicalización: “Menos es más” y “Demasiada medicina”, respectivamente.
En Argentina ya hay varios médicos que adhieren a esta tendencia de reducir la cantidad de estudios “de rutina” que se les solicitan a los pacientes.
“En sectores socioeconómicos con acceso a la medicina prepaga hay un exceso de medicalización y de estudios complementarios, que no siempre son necesarios”, señala Kopitowski. “El famoso pedido de análisis en busca de enfermedades de cualquier tipo no favorece a los pacientes”, resalta Nélida Savasta, del Servicio de Medicina Clínica del Hospital Alemán.
Además de superfluos, la médica del Italiano señala que tantos análisis pueden ser dañinos. “El resultado de un estudio repercute en el estado de una persona. La gente tiende a creer que más es mejor, pero uno, como profesional, debe estar seguro de prescribir exámenescuyos beneficios superen los daños o que vayan a implicar un cambio de conducta”, concluye Kopitowski.
Fuente:elclarin.com

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