¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Tres claves para dejar de fumar


Pese a las innumerables campañas de prevención y concientización que se realizan en relación a las consecuencias negativas del acto de fumar, el cigarrillo sigue diezmando nuestras sociedades y genera una adicción aparentemente inmanejable para quienes lo consumen. Pero el fumar es una dependencia, por eso cuesta tanto abandonar esta práctica.

Las publicidades contra esta práctica no son del todo efectivas. Por eso, es fundamental que desde la familia, la comunidad médica y los gobiernos se apoye al fumador a través de mensajes positivos de aliento. Solo así, y con el compromiso de todos, se podrá erradicar el cigarrillo de la sociedad.
Tratarlo a tiempo
El consumo de cigarrillos es el principal factor de enfermedad pulmonar obstructiva y cáncer de pulmón. Genera también enfermedades cardiovasculares que pueden llevar a la muerte. Sin embargo, se demostró que la mayoría de los riesgos son reversibles si se deja de fumar, especialmente a temprana edad. De hecho, quienes abandonan el cigarrillo antes de los 30 años de edad igualan los años de sobrevida que tendrían si nunca hubieran fumado, y ganan 10 años de expectativa de vida.
Se piensa que el cigarrillo es solo un hábito, cuando en realidad es una verdadera adicción. Y, como tal, es una enfermedad que debe ser tratada con seriedad y bajo supervisión profesional. Bajo la excusa de "no quiero dejar de fumar" muchas veces se esconde una sensación de impotencia, de "no puedo hacerlo".
Existen tres claves fundamentales para toda aquella persona que quiere dejar de fumar:
Clave 1: la automotivación
Sin ella sería sumamente difícil obtener resultados positivos, al menos sostenibles en el tiempo. Sin embargo, debemos entender que la automotivación es variable, y que en realidad puede esconder elementos que no se manifiestan a simple vista.
El disparador que propicia el cambio, es una de las cosas más importantes. Algunos deciden dejar el cigarrillo por alertas de su propio organismo, por enfermedades y hasta fallecimientos producidos en el círculo social cercano o familiar a consecuencia del tabaco. Aunque, también muchos lo hacen a partir de hechos positivos, como el nacimiento de un hijo. Esto dependerá de cada persona pero, lo cierto es que cuando surge o incrementa la motivación es tiempo de intentarlo.
Clave 2: el apoyo familiar
En muchas ocasiones el fumador decide dar los primeros pasos hacia la desintoxicación, y aquí es cuando se topa con la complicación de la falta de apoyo familiar. Así como los gobiernos de todo el mundo han propiciado leyes para generar espacios libres de humo, muchas veces el fumador que quiere desintoxicarse encuentra ambientes favorables en su trabajo y en lugares públicos, pero al llegar a sus hogares se topan con espacios colmados. Un buen primer paso, si aún no lo hicieron, es liberar la casa de humo de tabaco.
Clave 3: el abordaje profesional
La motivación es el punto de partida de toda recuperación pero, por lo general, es insuficiente. La cesación sin el acompañamiento terapéutico, individual, grupal y/o farmacológico resultará casi indefectiblemente en un duro fracaso para el tabaquista, que puede llevarlo a bajar los brazos definitivamente.
Todo fumador tiene a lo largo de su vida uno o varios intentos fallidos hasta poder dejar el cigarrillo definitivamente. Muchos de estos intentos van de la mano de fórmulas mágicas que no hacen más que generar mayor decepción.

Tener voluntad para dejarlo sigue siendo el método más empleado, pero apenas el 3% logra dejar de fumar de esta manera. Es una cifra insignificante que no hace más que confirmar que esta dependencia debe ser tratada con seriedad y acompañamiento especializado. El camino será, de acuerdo a la situación de cada paciente, más o menos difícil, pero nunca imposible.

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