Un equipo detectó que las adultas mayores con altos niveles de omega 3 en la sangre sufren de una reducción levemente menor del volumen cerebral que las mujeres con bajos niveles de esos ácidos grasos.
Esto sugiere que el omega 3 protegería al cerebro de la pérdida natural de su tamaño que causa el envejecimiento y que se agrava en los pacientes con demencia.
"El cerebro se achica durante el envejecimiento un 0.5 por ciento anual después de los 70 años, pero la demencia está asociada con un proceso localizado y acelerado de la reducción del volumen cerebral", explicó el autor principal, James Pottala, profesor asistente de la Facultad de Medicina de University of South Dakota, Sioux Falls, y estadístico jefe del Laboratorio de Diagnóstico de la Salud de Richmond, Virginia.
Con su equipo analizó los datos del estudio sobre memoria de la investigación conocida como Women's Health Initiative. La información alcanzó a 1.111 mujeres de alrededor de 70 años y sin signos de demencia al inicio del estudio. En ese momento, se determinó la cantidad de ácidos grasos omega 3 eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA) en los glóbulos rojos. Los niveles de esos ácidos omega 3 en glóbulos rojos son buenos indicadores de la cantidad consumida.
Los autores utilizaron un índice para describir los niveles de ácidos grasos de las participantes y dividirlas en cuatro grupos: las mujeres con los valores más altos obtuvieron un índice del 7.5 por ciento y las mujeres con los valores más bajos, del 3.4 por ciento.
A los ocho años, se les realizaron resonancias magnéticas para evaluar el volumen de materia gris y blanca del cerebro.
El tamaño del cerebro de las participantes con los niveles más altos de EPA y DHA en sangre al inicio del estudio era unos 2 cm cúbicos más grande que el del grupo con los niveles más bajos de esos omega 3.
El hipocampo, la región clave para formar y almacenar recuerdos, era un 2.7 por ciento más grande en las mujeres con niveles de ácidos grasos dos veces más altos que el valor promedio.
El hipocampo fue la única de las 13 regiones cerebrales estudiadas en la que se registró una diferencia significativa.
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