¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

Los Estrógenos protegerian de ciertas leucemias

Los estrógenos que han sido vinculados con ciertos beneficios sobre la salud, como un menor riesgo de infarto en mujeres, tienen también un papel protector frente al desarrollo de algunos tipos de leucemias y otros trastornos sanguíneos. Así lo han constado científicos españoles del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en un estudio que, además de las virtudes de estas hormonas femeninas, han comprobado en ratones que un fármaco que ya se utiliza para algunos tumores, como el de mama, también podría ser válido para frenar la progresión de ciertos tumores hematológicos.
El hallazgo surgió de casualidad, como ocurren muchos avances dentro de la investigación biomédica. Los científicos estaban analizando el tamoxifeno, que es un análogo de los estrógenos, para inducir una modificación genética y vieron algo más: "Nos dimos cuenta de que los progenitores hematopoyéticos (las células madre sanguíneas) se veían afectados cuando inyectábamos este fármaco", explica Simón Méndez-Ferrer, que ha dirigido al grupo de investigadores del CNIC que han participado en este estudio en colaboración con los laboratorios de los doctores Jürg Schwaller y Radek Skoda, del Hospital Universitario de Basilea (Suiza).
Ese descubrimiento, aparentemente básico, puede tener una aplicación directa para ciertos tipos de cáncer de la sangre como las neoplasias mieloproliferativas. Éstas se originan por la proliferación descontrolada de las células madre o progenitores hematopoyéticos. En estudios con ratones modificados genéticamente para que desarrollaran este trastorno y a los que habían inyectado tamoxifeno, se comprobó que el fármaco "restaura el control de calidad que las células poseen pero que, en estos pacientes, se ha perdido", indica Méndez-Ferrer. Ese control de calidad, denominado en términos científicos apoptosis, supone la muerte celular e impide que las células crezcan descontroladamente. "Ese es el mecanismo por el que el tamoxifeno bloquea la enfermedad mieloproliferativa", apunta el principal investigador del estudio cuyos datos se han publicado en la revista Cell Stem Cell.
El efecto detectado ha sido con dosis similares que se utilizan habitualmente para tratamientos hormonales en ciertos tumores como los de mama. "Por este motivo, sería un fármaco a evaluar en un ensayo clínico", indica Méndez-Ferrer quien asegura que ya están en conversaciones para conseguir financiación para llevar a cabo este ensayo clínico que se haría en fase II en varios centros hospitalarios a la vez. "El problema es que el tamoxifeno es un producto genérico por lo que las farmacéuticas no están interesadas. Pero sí hemos encontrado interés por parte de una empresa [de la que prefieren no revelar su nombre porque todavía no hay un compromiso escrito]".
Existen varios tipos de neoplasias mieloproliferativas pero cada subtipo se da en una persona de cada 100.000. "Son enfermedades poco frecuentes, pero crónicas por lo que la prevalencia es alta porque se van acumulando los casos. Se estima que hay unos 2.000 nuevos casos al año", aclara Joaquín Martínez López, jefe de Sección de Hematología del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
A pesar del avance en terapias conseguido en los últimos años, no hay ningún fármaco que elimine estos trastornos de la sangre cuya evolución varía en función del tipo. Algunos pacientes tienen una expectativa inferior a cinco años y otros, como los que sufren policitemia vera, de unos 10 años. "En estos enfermos la necesidad de tratamientos es importante porque los fármacos que hay no son curativos a excepción del trasplante de médula ósea que no siempre se puede hacer", explica Martínez López. "Es muy importante que en España haya investigadores que consigan hallazgos tan relevantes como éstos", concluye.
Por otro lado, el tamoxifeno también podría tener su utilidad en la leucemia mieloide aguda. "Aquí no hemos visto efectos curativos pero hemos observado que al unir este fármaco a la quimioterapia se potencia su efecto. No hemos erradicado la leucemia en los ratones pero sí permite eliminar de manera más efectiva las células cancerígenas y también la dosis de quimioterapia necesaria. Algo que también podría ser muy útil, si se pudiera replicar en humanos, para disminuir los efectos tóxicos de la quimioterapia", prevé el investigador del CNIC.

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