¿Cuándo se debe notificar RAMS?

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  Para el caso de profesionales de salud e instituciones prestadoras de servicios de salud pública y privada Para las reacciones adversas “no serias” se debe notificar en un máximo de 10 días hábiles a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para las reacciones adversas serias (graves) o amenaza de vida, inesperados, medicamentos de reciente comercialización y medicamentos de reciente incorporación a los listados institucionales se debe notificar en un máximo de 72 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso. Para los casos de “muerte” (incluye aquellos por causas no especificadas), se debe notificar en un máximo de 24 horas a partir de la fecha en que se identificó el evento adverso.  

¿Existen medicamentos en el agua de los océanos ?

En el año 2014, un equipo de investigadores de la Universidad del País Vasco descubría indicios de 'feminización' en los mubles o corcones (Mugil cephalus), una especie de peces marinos que habitan en diversos estuarios de las costas vascas. Este insólito cambio de sexo parecía deberse a un grupo de contaminantes químicos llamados disruptores endocrinos, que proceden de productos de uso muy generalizado: pesticidas, detergentes e incluso píldoras anticonceptivas.
El caso de los peces 'transexuales' fue muy sonado, pero tan solo era uno de los muchos trabajos que en los últimos años se han dedicado a analizar la presencia y efectos de los contaminantes químicos en las aguas de ríos y mares. Y estas sustancias no provienen exclusivamente de las actividades industriales y agrícolas: hay una fracción de los medicamentos que tomamos que nuestro organismo no es capaz de absorber y que evacuamos con la orina. Tras su paso por las plantas depuradoras, que no son capaces de eliminarlos por completo, estos compuestos acaban haciendo compañía a peces como los mubles del País Vasco: ibuprofeno, ácido salicílico y otros medicamentos de uso cotidiano son ya una constante en nuestras aguas.

¿Son peligrosos para los ecosistemas y para la salud humana?

No se puede dar una respuesta generalizada, se esta hablando de una gran variedad de compuestos con propiedades muy diferentes: algunos se disuelven más fácilmente en el agua y desaparecen pronto, otros tienen gran capacidad de bioacumulación, algunos serán inocuos, otros no… Para Damià Barceló, científico del Instituto Catalán de Investigación del Agua y experto en esta materia, uno de los fármacos que más nos debería preocupar es el diclofenaco. Quizá su nombre no te suene, pero estamos hablando del famoso Voltarén, que se vende en farmacias sin receta y se usa de forma muy habitual para tratar dolores musculares y reumatismos.
Su uso masivo en veterinaria ya ha hecho estragos entre varias poblaciones de buitres de Asia, y podría estar tras la muerte de 6.000 buitres leonados en España, según un trabajo publicado a principios de 2016 en la revista Journal of Applied Ecology. El equipo de Barceló ha buscado diclofenaco en las aguas de cuatro ríos mediterráneos, constatando su presencia en diversas especies de peces que habitan en ellos. Según nos explica el investigador, parece que la Unión Europea tiene prevista la inclusión de este fármaco en su Directiva Marco, lo que obligará a las depuradoras a eliminarlo por completo.

Antibióticos en el Mar Menor

Los efectos de los medicamentos en el agua también son muy diferentes en función del ecosistema al que llegan, y algunos son más vulnerables que otros a la contaminación. Por ejemplo el Mar Menor, tristemente protagonista en las noticias del último verano: como resultado de muchos años de vertidos descontrolados, las aguas de esta joya natural están más turbias que nunca.
Las concentraciones de los diferentes compuestos estudiados variaba en función de la estación del año: en verano, cuando hay una mayor afluencia de turistas en la zona, los fármacos predominantes fueron los que se usan para tratamientos psiquiátricos, así como los medicamentos para la tensión alta y los diuréticos. 

¿Cuánto tiempo permanecen los fármacos en el agua?

Ante estos datos de presencia de medicamentos en las aguas, quizá se podría pensar que lo mejor que uno puede hacer ante un dolor de cabeza es darse un bañito en el río o playa más cercano, pero la realidad es, obviamente, bien diferente. Muchos fármacos se degradan rápidamente en el agua: "El equipo de Oceanografía y Contaminación Litoral de la Universidad de Cádiz ha caracterizado la biodegradación en agua de mar, mostrando una tasa superior al 80% en la mayoría de los casos transcurridos 28 días. Además, en este mismo estudio confirmaron que la fotodegradación era un proceso mucho más rápido y que eliminaba más del 90% en 24 horas para la mayoría de los fármacos estudiados", nos explica León.
Además, cada organismo puede responder de una forma distinta a la presencia de contaminantes: "Los macroinvertebrados y algas son los grupos más afectados", cuenta Barceló. "Los antibióticos influyen en el biofilm de los ríos, compuesto por algas y bacterias. Además, los betabloqueantes y antiinflamatorios afectan a ciertos macroinvertebrados como los quironómidos". 








En el Mar Menor, el equipo del Centro Oceanográfico de Murcia caracterizó la acumulación de algunos fármacos en bivalvos – berberecho, ostra y nacra – y en peces – galupe y zorro – durante la primavera y otoño de 2010. Los resultados acaban de publicarse en la revistaEnvironmental Research. "Las concentraciones observadas fueron en general bajas, pero la mayor presencia de compuestos se detectó en músculo de galupe (Liza aurata), probablemente asociado a los hábitos alimenticios propios de este grupo de peces, que frecuentan las proximidades de los puntos de vertido o áreas donde se concentran actividades humanas", explica León.

Con respecto a los efectos que estos compuestos pueden ocasionar en los organismos, el investigador nos comenta que sería necesario realizar ensayos en condiciones controladas de laboratorio, como están haciendo otros grupos de investigación en algunas especies marinas. "De momento solo se disponen datos para un grupo reducido de fármacos y especies, por lo que todavía no se puede hacer un diagnóstico sobre la especie que puede ser más sensible", afirma el científico. "Lo que sí se puede apuntar es que los mugílidos – familia de peces a la que pertenece el galupe- son un grupo que debe ser considerado como posible indicador para el estudio del impacto de fármacos en zonas costeras, si se confirman en otras zonas los resultados obtenidos en el Mar Menor". Esto significa que, analizando la presencia de medicamentos en estos peces, podríamos obtener un buen diagnóstico de la situación global de los contaminantes en el ecosistema analizado.








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