Cada noviembre, la semana mundial de concientización sobre
el uso de los antibióticos tiene como objetivo aumentar la conciencia mundial
de la resistencia a los antibióticos y estimular las mejores prácticas entre el
público en general, los trabajadores de la salud y los responsables de la
formulación de políticas para evitar la aparición y propagación de resistencia
a los antibióticos.
Este 2018 es del 12 al 18 de Noviembre.
Desde su descubrimiento, los antibióticos han servido como
la piedra angular de la medicina moderna. Sin embargo, el persistente abuso y
mal uso de antibióticos en la salud humana y animal han favorecido la aparición
y propagación de la resistencia antimicrobiana, la cual ocurre cuando los
microbios, como las bacterias, se vuelven resistentes a los medicamentos
utilizados para tratarlas.
Es una excelente oportunidad para poner de relieve la importancia capital de la profesión farmacéutica en el ámbito de la salud pública, como elemento inseparable e imprescindible de su actividad global. Y, en este sentido, la lucha contra la resistencia bacteriana a los antibióticos constituye un elemento de primer orden.
Los antibióticos constituyen un amplio y heterogéneo grupo de medicamentos cuya utilización en medicina humana y veterinaria ha supuesto en el último medio siglo un progreso extraordinario para la calidad de vida sanitaria de las personas. Como ocurre con cualquier medicamento, los antibióticos requieren ser utilizados adecuadamente, en las circunstancias y con las condiciones requeridas para cada paciente, con el fin de obtener el máximo nivel de eficacia con el menor riesgo. Sin embargo, los antibióticos plantean el problema adicional de la resistencia microbiana.
El empleo de un antibiótico en una infección producida por gérmenes poco o nada sensibles a ese antibiótico puede provocar un agravamiento del proceso patológico, al seleccionar justamente los microorganismos más peligrosos. Igualmente, cuando se emplean con dosis o vías de administración inadecuadas, las concentraciones del antibiótico pueden no ser suficientes como para provocar la destrucción del microorganismo, facilitando que éste pueda desarrollar mecanismos bioquímicos para evitar el ataque del antibiótico o incluirse destruirle. El problema es que el desarrollo de esta capacidad de resistencia por un determinado germen podrá transmitirla a todos sus descendientes o incluso a otros gérmenes.
La aparición de resistencia microbiana en cada país, con especial énfasis en la resistencia bacteriana, está ligada a un amplio y diverso colectivo de factores. Es prácticamente imposible establecer cuantitativamente el grado de responsabilidad correspondiente a cada uno de los múltiples factores implicados en el desarrollo de resistencia microbiana . Es la presión colectiva de todos ellos lo que la determina y, por tanto, cualquier acción que no contemple de forma global el problema está necesariamente abocada al fracaso.
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