España compró 2,1 millones de mascarillas de la marca Garry Galaxy al proveedor chino Hangzhou Ruining Trading como parte de un lote más grande compuesto por 8,8 millones de mascarillas FFP2 del que varias partidas resultaron ser defectuosas.
El pedido que incluía el material defectuoso tuvo un coste de 31,2 millones de euros que, como avanza El Confidencial, y se puede comprobar en la Plataforma de Contratación del Sector Público. Sanidad ha hecho públicos en las últimas 24 horas los contratos suscritos durante la crisis del coronavirus más de un mes después de que el Gobierno decretara el Estado de Alarma.
Según estos documentos, varios lotes de esos 2,1 millones de mascarillas Garry Galaxy eran de mala calidad, por lo que Sanidad solicitó fueran retirados y exigió a la empresa distribuidora que los repusiera. Sin embargo, fue tarde, puesto que miles de sanitarios de toda España ya habían usado este material defectuoso.
Este contrato fue rubricado por la Dirección General de Cartera Común del Servicio Nacional de Salud y Farmacia el pasado 20 de marzo, el mismo día que se efectuó el pago. No obstante, como refleja el texto de la licitación, la entrega de las mascarillas FFP2 -tanto las defectuosas como las no defectuosas- se realizó en dos fases. Un millón y medio llegaron a España el día 22 de marzo y los 7,3 restantes, el día 29.
Primero, el dinero
Una vez que estalló la pandemia de Covid-19 en España, la Administración se vio inmersa, como expusieron tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una batalla global por el material. El coronavirus afectaba a las principales potencias y todas querían comprar material sanitario que no estaba disponible en el mercado nacional.
China surgió entonces como el principal suministrador de mascarillas o trajes de protección y allí acudió también España. Del análisis de los contratos que recientemente ha publicado Sanidad se pueden extraer varias conclusiones. La primera es que los contratos más abultados económicamente se suscribieron con China. Y la segunda, que los proveedores asiáticos, en una circunstancia de escasez mundial, exigían habitualmente el pago por adelantado de cualquier encargo.
Ya hay contagios
Una vez que las mascarillas aterrizaron en España, Sanidad las repartió
entre las distintas Comunidades Autónomas. Cataluña y Aragón avisaron al Ministerio, tras recibirlas, de que tenían dudas de su efectividad. Por ello, el gabinete que dirige Illa, que hasta el momento no había querido facilitar el número total de mascarillas defectuosas, encargó un informe al Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
El día 15, como exponen fuentes oficiales del Ministerio, se recibieron los expedientes pertinentes y Sanidad lanzó la alerta a las Autonomías, exigiéndoles la retirada del material defectuoso. Sin embargo, en muchos casos ya fue tarde y en las Comunidades temen que cientos de sus sanitarios -que ya usaron dichas mascarillas- puedan estar contagiados sin saberlo. Por ello estas semanas se afanan en realizar test para descartar positivos o en aislar a los que usaron las Garry Galaxy y estuvieron más expuestos al virus.
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