Desde que estudié una
maestría en Bioética he buscado apoyar las acciones regionales orientadas a
elevar la dignidad y el prestigio de los profesionales y las empresas dedicados
a la salud, investigación y tecnología.
Siendo hija de un cirujano cardiovascular,
conozco la nobleza de corazón de quienes se dedican a la noble tarea de salvar
vidas (Juramento Hipocrático) y la de curar el sufrimiento humano (o
aquietarlo). En este marco, participé en la conferencia-taller “Bioética en una
sociedad pluralista”, por el reconocido filósofo, escritor y profesor Dr. Ramón
Ayllon, la cual fue organizada por AID, fundación EMPREPAS y la Asociación de
Bioética de El Salvador (ABIOES).
Dentro de dicha jornada de alto nivel académico se establecieron mesas
temáticas, las cuales contaron con representantes de varias organizaciones:
Colegio Médico, Asociación de Medicina Interna, Asociación de Ginecobstetricia,
Hospital de Niños Benjamín Bloom, Hospital Zacamil, Hospital de Santa Ana,
Hospital 1.º de Mayo, Hospital General del ISSS, Hospital Ginecológico,
Hospital de Diagnóstico, Comisión Nacional de Bioética, Centro Nacional de
Registros, Universidad Nacional, Universidad Alberto Masferrer, Universidad
Matías Delgado, Universidad Politécnica, Orden de Malta, Fundación Forja (educación),
Consejo Nacional de la Judicatura, Comité Juvenil de Bioética, Consejo de
Ministros de Salud de Centroamérica (COMISCA), y otras.
Algunas propuestas:
fomento de códigos deontológicos y de comités multidisciplinarios de la
bioética en redes de hospitales nacionales, seguridad social y privados; así
mismo, incluir entre las materias de estudio universitarias y los congresos de
especialidades médicas un apartado para la bioética.
La importancia de esta nueva disciplina radica en su definición: es el
“estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la
vida y del cuidado sanitario, en cuanto que tal conducta se examina a la luz de
los valores y de los principios éticos”. Para lograr niveles de excelencia
sostenibles en salud los profesionales de hoy tienen que “optar, en virtud de
las distintas concepciones éticas, por hacer aquello que más le conviene
personalmente o más provechoso para su gremio (en parámetros de utilidad);
pueden decantarse por aquello que es mejor aceptado socialmente; o pueden
actuar teniendo como referente el respeto a la dignidad humana y a la
naturaleza de su profesión.
Detrás de estas disyuntivas se encuentra también la
consideración que el sujeto tiene del bien y la verdad. Si se piensa que la
verdad no existe o no se puede alcanzar, se cae en un relativismo ético que
necesitará de principios para ser aplicados en cada caso concreto. En cambio,
si la verdad existe y puede ser encontrada por la razón humana será necesario
buscarla. En ese trayecto de búsqueda, el médico, el técnico de investigación
científica, tendrán que tener dos referencias: la dignidad de todo ser humano y
la naturaleza de su profesión” (Dr. José López Guzmán, catedrático deontología
farmacéutica).
Por:Karina de Velado.
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