Hay personas
que viven automedicándose. Si les duele la cabeza, ingieren un analgésico; si
sienten malestar en el estómago, toman las gotas que les recomendó una amiga;
si tienen hinchados los pies apelan a los diuréticos o a los
antiinflamatorios... Toman una pastilla para cada problema, desconociendo los
efectos secundarios, las contraindicaciones y el riesgo de mezclar
medicamentos.
"La
gente inventa enfermedades, no sabe qué patología tiene, si el remedio elegido
es el más adecuado y tampoco sabe cuántos días debe tomarlo ni en qué dosis.
Asistimos a la cultura que llamamos medicalización de la vida cotidiana, contra
la cual estamos luchando arduamente en el país", sentenció la médica y
farmacóloga Lucila Unías, docente de la cátedra de Farmacología de la Facultad
de Medicina de la UNT e integrante del Grupo Argentino para el uso Racional del
Medicamento (Gapurmed).
Este grupo
se constituyó formalmente en 1993 con el objetivo de instalar y promover la
cultura del uso racional de los remedios en la comunidad, y desterrar la
automedicación y el uso irracional que se hace de los fármacos.
"El uso
indiscriminado de remedios es tan importante, que la Organización Mundial de la
Salud (OMS) advierte que la cuarta causa de muerte en el mundo es por el mal
uso de medicamentos, y reconoce además que el 50% de los remedios se prescribe
o se dispensa mal, lo que acarrea serias consecuencias", enfatizó la docente
de la UNT y miembro del comité científico de Gapurmed.
Independientes
Unías visitó
LA GACETA en compañía de las farmacéuticas Nancy Contreras (de
Farmacovigilancia de la la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la UNT), María
Cristina Frías (del Hospital de Medinas) y Beatriz Pece (del Centro de Salud),
también integrantes de Gapurmed.
Todas
aclararon: "el grupo no tiene ninguna relación con las industrias
farmacéuticas, ya que mantenemos una posición independiente de las
multinacionales".
Farmacovigilancia
de la UNT recibe los reportes de todos los efectos adversos que producen los
medicamentos que se comercializan en el país. "Conformamos una red con la
Anmat y de ahí los registros van al comité internacional de farmacovigilancia
de la OMS. Gracias a esta tarea se retiró del mercado mundial un
antiinflamatrio que generaba severos problemas cardíacos y provocó la muerte de
miles de personas. Los farmacólogos -con el barcelonés Joan Ramón Laport a la
cabeza- se enfrentaron con las poderosas multinacionales. Este es un caso
emblemático de la farmacovigilancia porque tuvo que intervenir la Justicia pero
finalmente logramos el objetivo. Se retiró el antiinflamatorio y les salvamos
la vida a otros miles de personas", narró Contreras.
La
farmacéutica María Cristina Frías citó otro caso: el de la aspirineta infantil.
No se la prescribe más en pediatría porque las madres -sin consultar al médico-
hicieron uso y abuso del comprimido cuando los niños presentaban fiebre, muchas
veces debido a una infección viral. "Se descubrió que ese uso
indiscriminado en infecciones virales producía en algunos niños sanos el
Síndrome de Reye, un súbito daño cerebral que los deja postrados. El
laboratorio no las retiró del mercado. Sin dar explicaciones cambió la presentación
y puso en la caja 'para uso de prevención en el adulto' mayores de 19 años).
Aquí vemos claramente el gran poder del laboratorio...", sintetizó.
Medicamentos
esenciales
"Además
de propender al uso racional del medicamento -reflexionó Pece, farmacéutica del
Centro de Salud- buscamos jerarquizar y darles importancia a los medicamentos
esenciales, los que deben estar siempre presentes en los establecimientos
públicos y privados para atender las patologías prevalentes de la región.
Muchas veces escasean, especialmente los anticonvulsivantes".
Fuente:lagaceta.com.ar
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