El Boletín
de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de este mes de enero de 2020
recoge la retirada, por parte del máximo organismo internacional, de dos guías
relacionadas con el uso de opioides en el tratamiento del dolor: 'Ensuring
balance in national policies on controlled substances: Guidance for
availability and accessibility of controlled medicines' (2011), y 'WHO
guidelines on the pharmacological treatment of persisting pain in children with
medical illnesses' (2012), por haber quedado obsoletas y existir sospechas de
conflictos de interés en su elaboración.
La decisión
fue anticipada en junio por el director general de esta institución, Tedros
Adhanom Ghebreyesus, en una declaración en la mostraba la preocupación
existente en torno a estas guías. Tedros justificaba su suspensión, "a la
luz de la nueva evidencia científica que ha emergido desde su
publicación", y también como medida previa a la "revisión de
conflictos de interés de los expertos que las han confeccionado".
En relación
con las nuevas evidencias, hacía referencia a las investigaciones realizadas en
el campo de los cuidados paliativos y el manejo del dolor, que habrían
contribuido "a identificar algunas estrategias que van más más allá del
tratamiento farmacológico". "Evaluar estas nuevas evidencias y
establecer estrategias óptimas para aliviar el dolor, tanto agudo como crónico,
es una prioridad", reconocía el director de la OMS, que aludía a la
publicación, en enero de 2019, de una nueva guía para el manejo del dolor en
pacientes con cáncer: 'WHO Guidelines for the pharmacological and
radiotherapeutic management of cancer pain in adults and adolescents', y a los
trabajos para elaborar otras nuevas por grupos de edad.
Estos
trabajos comenzaron el pasado mes de agosto, cuando se inició el reclutamiento
del grupo de expertos que elaborarán las futuras guías. Todos ellos deberían
realizar la declaración de conflictos de intereses de acuerdo a los estándares
establecidos por la OMS. Éste sería uno de los requisitos a tener en cuenta para
la conformación de los dos grupos que elaborarán las nuevas guías, donde
también contaría la experiencia y la equivalencia en cuanto al género y el
origen geográfico. El resultado de sus trabajos, que deberá contener la
evidencia sobre eficacia y seguridad de estos tratamientos en edad infantil,
sobre el riesgo de dependencia y mal uso, y un balance beneficio-riesgo para
las diferentes estrategias, se espera para el próximo verano. Una vez esté
disponible el borrador, será sometido a audiencia pública antes de darle la
configuración final.
En relación
con los conflictos de interés, una información publicada en The British Medical
Journal, indica que todo el proceso se inició tras las quejas formales
recibidas por las OMS en relación con la elaboración de las guías, que, según
esta información, "habría estado influenciada por fabricantes de opioides,
especialmente Purdue Pharma, una compañía subsidiaria de la multinacional
Mundipharma".
El alto
consumo de opioides
La
información publicada tiene una relevancia mayor, si cabe, teniendo en cuenta
las informaciones sobre el aumento desmesurado del consumo de opioides en
países como Estados Unidos en los últimos años. Tanto fue así que, en 2017, el
secretario del Health and Human Services (HHS), Eric D. Hargan, y el propio
presidente, Donald Trump, declaraban la existencia de una "emergencia
nacional de salud pública" en relación con la llamada crisis de los
opioides. El HHS reconocía un problema de sobreprescripción por la falta de
información ofrecida por la industria a la comunidad médica sobre los riesgos
de adicción existentes.
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